La escrupulosa cadena cumple su cometido: pasas si eres cliente frecuente y conoces a los cadeneros o porque tienes cuerpo y cara de modelo. Si no tienes ninguna de las dos “suertes” anteriores, te analizarán de pies a cabeza una y otra vez; quizá finjan que no te han visto.

No hay cóver, pero debes tener reservación (obtenerla es bastante complicado, casi igual que el tema de la cadena). Después del drama de introducción (si al final logras pasar), te darás cuenta de que aquel lugar sofisticado, con espacios reservados, iluminación exquisita y fuentes por todos lados está envuelto en una onda de seducción con gente cosmopolita. Abundan las chicas guapas y los grupos de amigos con botellas costosas en sus mesas.

La fiesta inicia con algo de electro y, pasada la medianoche, empiezan a sonar rolas de los 80, pop en español y en inglés.

La “enfiestada” se nota cuando la gente se pone a bailar en sus salas tipo lounge (no hay pista) y cuando en la barra se empiezan a ver las llamaradas de los Polvos Mágicos, un shot flameado que cuesta 160 pesos y está preparado con granadina, baileys y vodka; también son populares bebidas como Cámara de Gas o Lamborghini. Este lugar se presta para conocer a nuevas personas, siempre en torno a la opulencia, la moda y lo exclusivo.