Por: Verónica Chávez Aldaco

Ir al Son de la Loma no tiene nada que ver con asistir a los típicos salones de baile que abundan en la ciudad y que presumen tener esencia de la mismísima Cuba. En este lugar de verdad te sentirás en la isla, pues es atendido por ciudadanos cubanos que llegaron a México y se instalaron en la Roma para abrir un restaurante que les recordara sus tierras.

Una vez que lo visites, nadie te podrá cuentear sobre dónde está la verdadera Habana en el DF porque sus mojitos y la cerveza importada (Bucanero), no te van a quedar mal.

Los viernes y sábados cierran ya de madrugada, así que son los mejores días para darte una verdadera idea de la pachanga que se arma en El Son de la Loma con la música a todo volumen y las luces de fiesta que pintan las paredes de este pequeño restaurante cubano.