Tener antojo de cerveza artesanal es sinónimo de una visita a El Depósito. En el gran refrigerador que el mesero amablemente te invita a curiosear hay más de 220 etiquetas diferentes, mexicanas y extranjeras, entre ellas belgas, alemanas e inglesas.

Es una buena idea llegar temprano, porque si no, corres el riesgo de esperar mucho tiempo por una mesa, o que te sienten en una afuera, a merced de los vendedores ambulantes que circulan por la calle y que a todo momento intentan hacerte cliente de su vendimia. La ventaja es que no tendrás que ir a ningún lado para fumar.

Una vez que elijas la cerveza a tu medida, pregúntale al mesero por el precio, que va desde los $43 hasta los $180 y que él no intenta comunicarte; escoge una Tempus, Minerva, Lindemans o cualquiera de los 60 estilos con las que cuentan.

Botanea con una orden de alitas, una pizza, papas fritas, cecina o una focaccia de pollo o res. Una vez más te aconsejamos pedir la carta, no sólo hacer caso al ofrecimiento del mesero porque podrías llevarte una sorpresa al llegar la cuenta.

Si vas con amigos pidan un paquete que incluye la mayoría de las botanas para picar, les saldrá más barato. Pagarás entre $150 y $380 dependiendo de las porciones.

La música es una selección de remixes de hits de los ‘dos miles’, que abarcan todos los géneros, pero en inglés.

Tiene una ubicación privilegiada en una de las orillas de la Condesa, así que no será difícil estacionarte en las calles aledañas o incluso en la colonia de enfrente, la Escandón.

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