Sin el blues no existirían Bob Dylan, los Stones, los Kinks ni Led Zeppelin. Y sin ellos la vida de muchos de nosotros habría tomado otro rumbo: así de contundente es el poder de la música para cambiarlo todo.

Después de 12 años en la Condesa, el único club de blues de la ciudad se mudó al Centro y, en esa transición, decidió renovarse: aunque conserva su esencia bluesera, su escenario se abrió a otros géneros –jazz, soul, funk, trova, rock– con tal de erigirse como un foro para músicos de muy buen nivel. En esta nueva etapa (antes Ruta 61), te puedes encontrar con el tango rock de Pablo Ahmad, el jazz de Iraida Noriega y el blues de Peaches Staten, Billy Branch o algún otro de los músicos del circuito de bares de Chicago, al que pertenece El 61.

Pero no sólo eso mejoró: tener un lugar más amplio les dio oportunidad de crecer en cocina y en barra. En el menú, La Chivitería, encuentras cortes, empanadas, pizzas y los tradicionales chivitos uruguayos, que son unas tortas atascadas que llevan filete de arrachera, jamón, tocino, papas y un huevo estrellado. Suena a locura, pero son deliciosos. Para beber tienen tragos clásicos, vino, cuatro marcas de mezcal y cerveza artesanal.

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