Lazona Bosques ofrece una propuesta arriesgada para los amantes del indie-rock.

La llegada esespectacular, la fachada está decorada como cine antiguo con el registro de lacartelera musical del fin de semana. Este lugar solía ser el restaurantemexicano La Destilería, hoy se viste de una propuesta de antro-foro para los dela zona poniente. Sus creadores sevieron considerados, y es que antes de que pagues el cover, tienes la opción dever la carta para ver si los precios se ajustan a tu cartera. Aunque se definencomo un lugar no muy caro, el pomo más barato está en $950.

La decoración sigue unconcepto espacial, entre periqueras plateadas y edecanes con atuendos ultrapegados color plata, te sientes en un planeta rockero sexy. La concurrencia esfresona y muchos fingen ser amantes empedernidos del rock: visten camisa conconverse, ellas vestidos cortos y botas de piel. Es como el Imperial, pero paralos nice de la ciudad. El escenario es el elemento protagónico, uno de grantamaño ubicado al centro del bar iluminado con luces rojas y blancas. La bandadel momento me recuerda a los de Motel, sólo que ellos en lugar de corear “dimeven ven” cantan “tengo problemas dentro”. El sistema de audio es excepcional. Aquí pocos chelean, la chamaquiza (de no más de los 25) revienta con jarras dechupes preparados y shots como el “A chinga” (una mezcla de Cointreau, Midori,y concentrado de maracuyá). Ofrecen algo que ningún otro lugar del estilo tiene: un área para echar la gloriosa cena pizzera después de la borrachera.Rebanadas de 17 cm a $40 podrían cerrar la noche con broche de oro. La de choriqueso esun verdadero manjar.

En pocas palabras, el Mr. Bunny es el foro indie-rockero para los fresas, de precios caros pero nada fuera de lo normal. Las pizzas son deliciosas, sin embargo para ese precio, hay varias taquerías sobre esa misma avenida. Es un lugar para conocer, pero al que todavía le falta mucho para hacerse de las personalidades más destacadas de la vida nocturna capitalina.