La cadena es sencilla, siempre y cuando lleves la IFE. El antro está en el segundo piso, pero ojo, no te soprendas si ves a muchos chavos enfiestando. Aunque parezca tardeada hay uno que otro grupo de treintones que la pasan re bien. El lugar es amplio pero las mesas estan atiborradas y acumuladas como muéganos en el centro, haciendo casi imposible caminar de un extremo al otro. Hay dos barras, para quienes prefieren evitar la cruzada difícil. No te recomendamos la del fondo, meseros angustiados abren y cierran cuentas sin importar quién tengan a un lado. La música trae lo nuevo de la onda pop con un toque de electro. El Dj, como director de orquesta contemporáneo, mezcla sobre una tornamesa touch, nomás para que vayas calibrando el nivel de música. El plus del lugar: las chicas. Pareciera que las diosas del Olimpo se pusieron de acuerdo en reventar en el Ahma, pues entre la concurrencia, resaltan chicas hermosas por doquier. Por echar un taco de ojo vale la pena pagar la tella de $1200. Si eres apenas legal la pasarás bomba, si ya estas rozando los treintas, seguro no vas a regresar pero sin duda recordarás la experiencia con un sonrisa de oreja a oreja.