Una cama que te ayuda a la hora del sexo

Visitamos el Hotel Amala y encontramos esta maravilla

Nancy Martínez

Este sábado es el Día Internacional del Orgasmo Femenino y para celebrarlo hay de dos sopas: ya sea en modo solitario con la ayuda de Manuela o en compañía, para lo cual hay que ponerse perfume, sacar la artillería pesada de la lencería, los juguetes y meterle enjundia para conmemorarlo como se debe.

Así que, en aras de cumplir con nuestra ardua labor periodística, nos sacrificamos y le caímos al Hotel Amala, pues según contaba la leyenda, ahí se puede conocer al verdadero Cupido Motorizado.

Te contamos la historia

Si vives en el sur, es una excelente opción. Para los que están en el norte, quizá les parezca un poco salvaje el trayecto pues se encuentra terminando Periférico a la entrada del embarcadero de Cuemanco. Pero bueno, el tráfico que les toque dependerá de la hora a la que se lancen.

Para acceder puedes hacerlo por la rampa para villas que tienen estacionamiento incluido, o bien, por la que te lleva al hotel, donde puedes dejar tu coche en el estacionamiento comunal.

Cuando entres te darás cuenta que toda la decoración es de inspiración hindú, con mantras en las paredes. Porque, ¿quién dijo que el sexo no es espiritual?

Nos quedamos en la habitación máster suite Parvati del hotel. Todo era nuevito de paquete, así que ni por error encontrarán alfombras pegajosas o sábanas que no cambian desde que Miguel de la Madrid estuvo en la presidencia. Tienen un clóset para poner sus chivas y además, con sólo colocar una tarjeta: voilà, se hizo la luz.

Pueden pedir servicio al cuarto sin el riesgo de ser vistos por el mesero, pues les dejará lo que pidan en la puertita secreta que no todos los hoteles tienen. Por nuestra parte, pedimos hamburguesas de carne con papas fritas, bastante chabochas por cierto. Si se quieren poner guapos, pueden pedir una champaña o si van en plan más austero, pues unas chelitas.

Ok, vamos a lo que nos truje, Chencha. Al llegar a la escena de los hechos quisimos entender cómo funcionaba la Crazy Bed. En realidad no tiene ninguna complicación, es cuestión de elegir alguna de las cuatro modalidades: Relax, Up and down, Love y Crazy. Una vez que le agarran el modo, verán lo que es bueno.

Y aquí les va lo que probamos:

El modo Relax tiene una onda oscilatoria. Cuando se suban la recomendación es seguirle el ritmo al que va, ¿para qué resistirse? Eso sí, si quieren hacerlo con más calmita o más salvaje, se vale. 

El Up and down tiene un estilo trepitatorio. Si el chico está de pie o afuera de la cama, la/el que se mueve es el de abajo. Digamos que la cama hace la chamba por los dos. Cuando se bajen, sentirán como cuando se salen del mar o cuando dejan de andar en patines, como si siguieran patinando. 

Y no se preocupen por el ruido. No suena como turbina de avión, es muy discreto.

No negamos que nos dio un poco de risa al principio pues era como tratar de domar al toro mecánico. Pero le agarramos el modo después de un rato de probarlo. Digamos que con paciencia y salivita se cenó el elefante a la hormiguita.

Si quieren cambiar de posición, hay que poner pausa, pues el mismo movimiento te desequilibra. O sea, no crean que van a salir volando por los aires, pero tampoco es como para que el asunto se convierta en un deporte extremo.

Y bueno, ¿les ha pasado que cuando están echándose un quiebre se separe la cama de la cabecera y tengan que estar acomodándose? Bueno, pues eso no sucede aquí. La cama vuelve a su sitio original sin que tengan que fijarse en esos detallitos.

Ahora bien, el modo Love mezcla los dos modos anteriores. Chequen:

En el Crazy se pandea un poco la cama con lo cual darán varios brincos. Si eres propenso a marearte, quizá deberías clavarte con las demás, pero si te gustan las emociones más intensas, llégale:

La ventaja de la Crazy Bed es que le mete variedad a los cadereos. Ayuda a prender la mecha y variarle al escenario, porque lo más probable es que ya probaste hacerlo en la cocina, la sala, las escaleras de tu edificio o el baño y ya están hartos de ver la misma escenografía todo el tiempo.

Al terminar la faena te puedes duchazo en la regadera que también tiene vista al cuarto. Y bueno, con esto nos sentimos en el Amazonas, pues la onda es una cascada que cae del techo para que la cosa se ponga sugerente, por si te hacía falta algún incentivo más. ¿No llevaste tu shampoo o tu jabón? Pues tomas los que ahí se encuentran. Una chulada. 

Al salir, nos topamos en los pasillos con un mesero muy amable y muy discreto. O sea que si van con su segundo frente no se sentirán intimidados. 

¿Cómo ven? ¿Les late? Cuando vayan podrán alardear que conocieron en vivo y a todo color a Cupido Motorizado. Para contactarlos pueden encontrarlos en su Twitter, Facebook, o directo en los teléfonos 2652 4055 y 2652 4133.

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