Soñar ¿no cuesta nada?

Confesiones de una sexóloga

Él la toma entre sus brazos, está a punto de hacerla suya… completamente suya y de nadie más; de poseerla como nunca nadie lo había hecho. De pronto, un ruido se escucha… es el despertador que le recuerda que son las 9 a.m. y es hora de despertarse

Por ahí dicen que soñar no cuesta nada… yo digo que depende de qué sueño estemos hablando. No están ustedes para saberlo, pero como esta columna se llama "Confesiones de una sexóloga" y esa sexóloga resulto ser yo… les contaré. 

Claro que hay sueños que cuestan, como por ejemplo, un sueño erótico. A poco ¿no? Esta semana tuve un GRAN sueño erótico, como hacía mucho tiempo no soñaba… de esos sueños que apenas te despiertas no sabes si realmente lo viviste o fue la pura chaqueta mental… tristemente con el transcurrir de unos segundos, regresas a la realidad y caes en cuenta que con ese muchachón del sueño no ha pasado nada -todavía- en la vida real. Pero qué bonito es imaginar que sí, ¿no? 

Entonces, por eso digo que soñar sí cuesta… te despiertas esperanzada, sudada, agitada, emocionada y demás; sólo para darte cuenta ¡que fue un sueño! Por lo tanto, ahora hay que pagar la desilusión, mínimo… pero si me pregunta a mí… ¡vale la pena!

Y es que, a veces ni siquiera tenemos que irnos a dormir para tener estos sueños y/o fantasías; de hecho, la mayor parte de nuestra actividad mental diurna son ensoñaciones: "soñar despiertos" y una proporción importante de estas, son fantasías sexuales. 

Si me preguntan a mí, lo más divertido y esencial en una fantasía sexual es la habilidad para controlar en la imaginación, exactamente lo que tiene lugar. Porque claro, cuando creamos y re-creamos una fantasía sexual, es porque es perfecta -para nosotros-; ya sea que soñemos que Brad Pitt o Angelina Jolie caen rendidos a nuestros pies ó que el chico que acabamos de conocer muere de pasión por nosotras… no importa qué o quién sea, lo más importante es que hagan las cosas como a nosotros nos gustaría que ocurrieran en la vida… por eso se llaman fantasías o sueños, en este caso eróticos. ¿Para qué crear una fantasía donde el chico o la chica de nuestros sueños nos manda a la goma y encima, nos trata mal? Eso, en dado caso, sería una fantasía… ¡pero catastrófica!  

Y a todo esto… ¿hay cosas buenas y malas para soñar? ¡Por supuesto que no! No importa qué sueñes, no hay cosas políticamente correctas o incorrectas dentro de los sueños… sólo déjate llevar y disfrútalo.

De hecho, podemos soñar sexualmente explícito o no (romántico); pueden haber escenas en otros lugares, diversas prácticas y/o posiciones sexuales, tal vez incluso podemos soñar con preferencias genéricas distintas a la nuestra o que estamos con muchas personas. También habemos otros que nos encanta soñar con escenas de irresistibilidad o de dominación – sumisión.

No importa cómo o con quien sueñes… no hay nada de qué espantarte. ¡Son sólo sueños y/o fantasías sexuales! De hecho, la mayoría de las veces se quedan sólo como eso… sueños o fantasía y rara vez las llevamos a la práctica; porque una cosa, es cómo se dan las cosas en nuestra mente y otra muy distinta cómo se dan en la vida real. 

Ya entrados en gastos ¿alguna vez han llevado a la práctica una fantasía con la que sueñen recurrentemente? ¿Cómo les fue… la realidad superó a la fantasía o viceversa?