Palabras que usamos para referirnos a la vagina

Ah, esos eufemismos que usamos a diario

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Por algún extraño motivo usamos una sarta de palabras inimaginables para referirnos a los genitales. Es como si quisiéramos ponerle un velo de castidad y pureza a nuestras bocas cuando nos referimos a esos oscuros rincones. Ah, pero quién los viera aporreando el catre, ¿verdad? ¿A poco conservan ese sacrosanto velo? 

Nadie se espanta cuando dicen: “conchita”, pero si alguien osa decir: “vagina”, muchos se sonrojan y se abanican. Aquí les dejamos un breve glosario para recordar el ingenio de esos valedores que nos heredaron estas palabras:

Pucha: si consultamos esta palabra en el diccionario de la Real Academia Española encontraremos que se usa también como un eufemismo para hacer referencia a las prostitutas. Muchos la usan en diminutivo: puchita.

Papaya: Molotov le dio un empujón a esta palabra, pues querían bailar más pegadito y pedir su ración de papaya. La alusión a esta fruta es simple: al cortar una papaya a la mitad, la apariencia es muy similar a la de la vulva y la vagina.

El tesorito: no, tampoco te estamos hablando a ti, Laura León. Cuando las mamás alertaban a sus hijas para que no tuvieran relaciones sexuales antes del matrimonio, les pedían encarecidamente “conservar el tesorito” y no desflorar la margarita antes de tiempo.

Concha: lo sentimos, chicas, si sus papás decidieron llamarlas Concepción o si son fieles adeptos a comprar esta pieza de pan en la panadería. Dicen que en el mar la vida es más sabrosa y Poseidón podría confirmar esta teoría.

Sacapuntas: ya saben, para darle una afilada al lápiz. Nunca falta el ocioso al que se le ocurre un apodo así.

Gigina: quizá sea la más cercana a su nombre correcto: vagina. Probablemente quien haya adoptado esta palabra tenía problemas de dicción y era tartamudo.

Pepa: no hablamos de la famosa cerdita que tiene alucinados a los niños. Una pepa es una semilla, de ahí que se le compare con el clítoris.

Chocho: esta palabra también se emplea para hablar de alguien entrado en años. Sin embargo, su uso no se limita a ello, sino que también muchos la utilizan para nombrar a la vagina.

Araña: nunca más volverás a decirle que no a tu chica cuando te pida que te ayude a matar una araña en el rincón. 

Panocha: no, nos referimos a esos manjares yucatecos, ésos son los panuchos. Al piloncillo se le conoce como panocha en Sonora y las que gozan de más fama son las de Guadalupe de Ures. Y como bien saben, el piloncillo es muy dulce, quizá de ahí la comparación. Atásquense ahora que hay lodo.

Raja: como si se le hubiera partido el cuerpo en dos, a los genitales femeninos también se les conoce como “raja”. Aquí no fueron muy creativos, ¿eh?

Bollo: si alguien te pide que pongas a calentar los bollos, usen condón. Un bollo es un pan en forma de cubilete, según la Real Academia Española. Pero también esta palabra hace referencia a los bolillos, cuyo aspecto es muy parecido al de la vulva.

La otra boca: con este apodo se recuerda al sexo oral. 

Mamey: muy similar a la papaya. Cuando uno parte un pedazo de un mamey, se parece mucho a la vulva (con todo y clítoris).

Coño: para coronar este listado, la palabra más empleada para nombrar a los genitales. También se utiliza para expresar un enojo, sobre todo cuando uno se da un golpe en el dedo chiquito del pie con la esquina de la mesa…

Sabemos que existen mil y una forma más de nombrar al tesorito. Escríbanlas acá abajito.

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