Nuestro niño interno…

Me gusta pero me asusta

Una teoría bastante popular dice que los rostros atractivos guardan cierta familiaridad con los de nuestra primera infancia: labios delgados, frente ancha, mentón pequeño y ojos grandes. Se supone que este tipo de caras nos hace recordar a nosotros mismos cuando éramos niños y provoca que tengamos una respuesta protectora.

¿Por qué sí?

Hombres ¿no le gustaría tener a alguien a quien proteger? La mayoría de los hombres, alguna vez –cuando menos- se ha sentido atraído hacia una mujer “indefensa”, con carita de “sálvame”. Mujeres, ¡ya saben qué hacer! No importa si no tienen los rasgos descritos arriba, la “fragilidad” es una técnica que sigue funcionando hasta el día de hoy.

¿Por qué no?

A mí no me convence del todo… ¿dónde dejamos a los hombres de mandíbula prominente y un tanto huesuda que son TAN atractivos? Y estos no son precisamente, rasgos muy infantiles que digamos.

Además tener facciones “aniñadas”, sobre todo siendo hombre, nos puede sugerir incompetencia… una característica NADA deseable en un compañero sexual.