Los 15 peores pretextos para no usar condón

Par favar, no nos digan que les quedan chicos

Cortesía

Al fragor de una noche de pasión escuchamos de todo. Promesas de amor eterno e inolvidable, piropos, superlativos como “eres el mejor en____” / “eres la más____”. Nos cantan su repertorio de frases para que aflojemos las carnes y pongamos a rechinar el catre como decía la canción: “all night long”. 

Y bueno, ¿qué tanto es tantito? Aquí se vale de todo, pues ¿a quién no le gusta que le hagan piojito por las noches? Pero eso sí, cuando nos dicen que mejor lo hagamos sin condón, la cochina tuerce el rabo. Porque ahí no muere la cosa, se valen de todo tipo de artimañas para que digamos: “bueno, mi cuchurrumín, está bien, hagámoslo así. Total, yo sé que eres muy limpio y cuidadoso”.

Oh, error. Quizá tu cuchurrumín es un santo/a, pero si la pareja con la que se acostó anteriormente tuvo, a su vez, un encontronazo con un portador de VIH: ya valió la cosa.

Aquí les presentamos los peores pretextos que nos han dicho para no ponerse el gorro:

– “No se siente igual”. Pues claro que no, con condón uno se siente bien tranquilo al día siguiente. Sin él, la intranquilidad nos invade. 

– “Me aprieta”. Ay, cálmala. Quizá lo tienes del tamaño de una Uzzi, pero eso no es pretexto. Ya hay condones de varias medidas de ancho y de largo.

– “Me da alergia”. Sí, puede ser, pero no es pretexto. Existen condones libres de látex que puedes encontrar en sex shops. Sólo es cuestión de que te surtas y los lleves a donde vayas. Más vale prevenir.

– “Si te embarazas, yo respondo”. Corte a: jamás me volvió a llamar y me salió positivo la prueba de embarazo. Estás viendo y no ves. O peor aún, quizá no te embaraces, pero ¿quién te va a aliviar esa rascadera que traes?

– “Dicen que deja estéril”. ¿Quién dice? ¿Dónde lo leíste? ¿Te lo sacaste de la manga?

– “O sea, me lo dices porque crees que tengo algo”. Pues… ¿cómo voy a saber? Si te hiciste un examen que corrobore que no tienes ninguna infección de transmisión sexual y que eres un escudo contra los virus, muéstramelo EN ESTE MOMENTO. 

– “Ah, órale, eso significa que no me amas”. No, significa que quiero cuidarme y cuidarte. Me lo pongo, o quiero que te lo pongas, porque te amo. No me chantajees.

– “Es que quiero sentirte”. Achis, ¿soy un holograma o qué? 

– “Si voy por uno ahorita, se me quitan las ganas”. Pues haz que regresen. No es tan difícil si todo el día me mandas fotos tuyas donde se ve que tienes mucho calor…

– “Están bien caros”. ¿Te parecen caros? Ve al IMSS, ahí los dan gratis. Te va a salir más caro el parto, los pediatras, las colegiaturas o los tratamientos para infecciones que pudieras contraer. 

– “Bah, te tomas la píldora del día siguiente y ya”. Ajá, ¿y eso me da el súperpoder para quitarme los herpes o la clamidia?

– “Arruina la espontaneidad del momento”. Si acaso te toma un minuto, o menos, para ponerlo correctamente. Qué va a arruinar.

– “Siempre se rompen”. No siempre. Hay que mantenerlos en buenas condiciones (no los guarden en sus carteras) y evitar abrirlos con los dientes. Si lo hacen así, no hay fijón.

“Pero si ya lo hicimos sin condón una vez”. Sí, por irme como gorda en tobogán me dejé llevar por el momento, pero no quiero que vuelva a pasar.

“No sé cómo se usan”. Ay, mano, pues estás bien perdido. Sólo es cuestión de abrir la bolsita, soplar para ver dónde está la punta, apretar para que no quede aire, fijar en la punta y deslizar hasta la base del pene. No hay que ir a Harvard para aprender a usarlos.

No me trates no, no me trates de engañar

Lo peor de todo es que la mayoría los dice. Un estudio realizado por la Universidad de Washington reveló que de una muestra de 313 hombres entre 21 y 30 años de edad, el 80 por ciento los había soltado para lograr hacerlo sin nada.

El pretexto ganón, según esta investigación publicada por la Journal of Sex Research, fue: “pero si no tengo nada, estoy bien limpiecito”. Gracias a un “minucioso” auto-examen ellos podían asegurar que con oler a Rosa Venus bastaba. 

¿Cómo saber si están en buenas condiciones?

Fíjate bien en la fecha de caducidad, no vaya a ser que uses uno de 2000. Guárdalos en un lugar fresco y seco, donde no les dé el sol directamente. Si al agarrarlo está helado o hirviendo, no lo uses. Siempre debe estar a temperatura ambiente.

Y para que fluya todo, usen un lubricante a base de agua. Verán que todo es mucho más fácil y que le podrán dar toda la noche.

¿Qué otros pretextos les han soltado para no usar condón?


También lee:

Cómo diablos se usa el potro del amor

Formas de llamar a los habitantes de la CDMX

Ya no se llaman así, pero les seguimos diciendo igual