Siete excusas en Urgencias ante accidentes ‘por Detroit’

iStockSurgeons with latex gloves

Suena extraño, pero sucede más seguido de lo que parece. A las salas de emergencia llegan personas con objetos dentro del ano.

Conseguir un orgasmo, a costa de lo que sea fue el motivo que los llevó directo a Urgencias. La calentura apremió y ellos utilizaron cualquier cosa que estaba a su alcance para poder bajar la temperatura de su cuerpecito.

Entrevistamos a una estudiante de Medicina que hizo su internado en un hospital del sector privado en la ciudad y que nos pidió guardar el anonimato. Pero eso sí, nos soltó toda la sopa sobre los casos que se recibieron durante las horas que le tocó cubrir.

¿Manejan algún código en el hospital ante estos casos?
No, pero se considera una urgencia médica pues puede haber una perforación intestinal. Cuando se reciben estos casos se llama de inmediato a los especialistas, ya sea al urólogo, ginecólogo y al cirujano que programa la extracción del cuerpo extraño. Todo se maneja de la manera más respetuosa posible y, si acaso, se le llama “impacto con objeto extraño”.
 
¿Entre qué edades han llegado a presentarse con estos casos?
Desde niños y niñas de nueve años hasta señores de 70 u 80 años. Es muy común en el sexo masculino, sobre todo en padres de familia y jóvenes de 15 a 20 años.
 
¿Cuáles son los objetos más comunes que emplea la gente?
Frutas y verduras como pepinos, zanahorias, botellas, consoladores, cepillos, desodorantes.
 
¿Cuál es el caso más aparatoso?
Un hombre que se insertó un vibrador de más de 30 centímetros, que tuvo una perforación intestinal y murió.
 
Vayamos a lo que nos concierne: los mejores pretextos con los que ha llegado la gente que trae ensartadas diferentes cosas por esos oscuros rincones:

1. La botella caminante

 “En una ocasión, llegó un padre de familia a la sala de Urgencias. Nos dijo que mientras sus hijos y su esposa estaban en la sala, él se metió a bañar y al salir, tropezó con el agua del baño y se cayó encima de una botella”. 

2. Vagina hambrienta

– “Otra vez, llegó una mamá muy apenada con una niña de 12 años. La señora nos dijo que su propia hija debía explicar lo que sucedió. Ella nos dijo que tenía mucha hambre, pero que a la vez sentía muchas náuseas. Por tal motivo, decidió “comer” por otro lado”. 

3. Rally aguantador

– “Una noche llegó un tipo de 24 años caminando como vaquero. Él no se veía apenado, como los anteriores casos. Nomás nos dijo que se había metido un consolador de 30 centímetros porque estaba muy excitado y quería probar hasta dónde aguantaba”.

4. El mejor amigo del hombre

– “Este caso fue muy sonado en el hospital. Una señora llegó en una ambulancia y nos dijo qué era lo que había sucedido: resulta que su esposo no la satisfacía y que además le ponía los cuernos. Por tal motivo, decidió hacerlo con su mejor amigo, pues sabía que no le fallaría. El punto es que su mejor amigo no era de dos, sino de cuatro patas y que se había quedado pegado a ella. Al llegar al hospital, ya no estaba con el perrito, pero su vagina había quedado muy lastimada”.

5. Un amargo trago

– “Una señora llegó al hospital llena de sangre en las piernas. Cuando se le brindó atención, nos explicó que quería masturbarse, pero que no tenía dinero para comprar un vibrador y que por ello se había metido una cerveza en la vagina. Lo malo es que la botella creó un vacío dentro de ella y al querer sacarla, no pudo. En su angustia, la reventó y quedaron muchos vidrios incrustados en ella”.

6. Asalto a mano “armada”

– “Un señor de 60 años llegó al hospital muy afligido, pues según él, además de haber sido asaltado en un taxi, le habían metido un consolador por atrás”. 

7. Amigo violento

– “En otra ocasión llegó un muchacho de 20 años y nos dijo que se había quedado a dormir en casa de un amigo. Decidió escoger la cama de la hermana del susodicho, pero no contaba con que su cuate le ensartaría un vibrador en el ano sin que se diera cuenta hasta el día siguiente, cuando despertara. Según esto, su amigo era muy violento y se desquitó con él”.

En radiografía

A continuación les presentamos algunas de la radiografías recopiladas en el libro: “Stuck Up!”, de Richard E. Dreben, Murdoc Knight y Marty Sindhian, de la editorial St. Martin’s Griffin, con las fotografías de Jennifer Hale. No está de más decir: no lo intenten en casa.

 
Al infinito… ¡y más allá!
Un Buzz Lightyear (al revés).
 
100424Buzz Lightyear
Buzz Lightyear (Stuck Up! Fotografía: Jennifer Hale)
 
Una chica sencilla, en un mundo complicado
A alguien se le ocurrió meterse una Barbie (sin la cabeza).
 
100425Barbie
Barbie (Stuck Up! Fotografía: Jennifer Hale)
 
Orgasmos musicalizados
Un cassette… ¿por qué no?
 
100426Casete
Casete (Stuck Up! Fotografía: Jennifer Hale)
 
La sal de tu vida
¿A quién se le ocurriría meterse un salero? Bueno, pues a esta persona parece que sí.
 
100427Salero
Salero (Stuck Up! Fotografía: Jennifer Hale)
 
Deslumbra con su luz
Unos lentes ensartados hasta lo más profundo. Sí, señor.
 
100428Lentes
Lentes (Stuck Up! Fotografía: Jennifer Hale)

Tips para evitarlo

Muchachada, existen CIENTOS de juguetes sexuales para que satisfagan sus ansias cachondas. Algunos son verdaderamente económicos y los libra de los peligros que podrían enfrentar por andarse metiendo cualquier sarta de objetos. 

Vamos por partes: si quieren estimular el ano, pueden encontrar en las sex shops diferentes juguetes sexuales para ello. Estos cuentan con un tope en la parte trasera, puesto que el propio ano hace un movimiento de succión que, al meterse cualquier otra cosa sin este diseño, podría aspirarlo (por decirlo de algún modo) hasta lo más profundo de su ser (textual).

De igual forma, eviten meterse cosas que pudieran crear un vacío, como una botella. Pues, como verán a continuación, no se imaginan el daño que esto les podría ocasionar

Así que ya saben, si se quieren evitar la pena de llegar al hospital e inventarse algún pretexto absurdo, no se metan cosas cuya seguridad no haya sido certificada. ¿Para qué hacerle al cuento?

También lee: