El secreto encanto del sexo telefónico

Arma una hotline con tu pareja

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Dicen que la distancia es el olvido, pero yo no concibo esa razón. El Facetime, Skype, los miles de planes con las diferentes compañías telefónicas, WeChat y todas las aplicaciones que te permiten tener videollamadas son parte de un surtido rico para mantenerse en contacto 24/7.

Sí, no lo podemos negar: estar lejos de la pareja es muy difícil y cuando los periodos se convierten en prolongadas estadías a la lejanía, la cosa se pone peor. Posoye, ni que fuera uno de cartón.

Esos tiempos en los que amanecían y se echaban un tiro desaparecieron. Y qué decir de los domingos empiernados, se fueron al diablo.

Pero todo tiene solución, o al menos no está todo para echarse a llorar. El sexo por teléfono es una opción para esas noches de desvarío. 

¿Y a poco nos va a a alivianar?

Pues claro. Todo está en el cómo se lleve a cabo. El punto aquí es que ambos se sientan involucrados y no les entre la pena. Porque si uno se raja a la mera hora sólo va a resultar en una sesión de carcajadas. No, concéntrense.

Lo ideal es prender la cámara, como que cuando uno ve cómo está el asunto se prende más. Pero si ninguno de los dos tiene cámara, también se pone bueno.

El primer paso es prepararse para la acción. Hay que producirse, porque todo comienza con la imaginación y si estás en pants con una playera sin mangas y sin bañarte, ni tú mismo te verás muy sexy que digamos. Y si lo arman por video, resulta peor.

No tienes que estar perfumado y bañado, simplemente lucir como a tu pareja le gusta. Y si no sabes cómo le gusta, pues pregúntale. El punto es que te veas cogestible.

Éste es el juego del calentamiento…

No te vayas con rodeos. En vivo y a todo color puedes dorarle la píldora y luego conseguir lo que quieres, pero por teléfono no. Que cómo le fue en la chamba, que si cerraron el spinning que está cerca de tu casa: NADA.

Hagan una cita y prendan las cámaras para darle a la acción.

¿Qué es lo que nos atrae de la onda porno? La exposición de todo lo que nos cubre de pudor. Así que es momento de despojarse de todo eso y comenzar a darle.

Si no cuentas con una cámara, describe a detalle todo lo que estás haciendo. No se vale decir que haces algo y estés viendo la televisión a lo tarugo. 

En esto hay que ser sucio, puercón. El contacto físico no está presente así que tienen que ser más explícitos. Todo puede comenzar con una sesión de sexting para prender motores, que le lleguen mientras aún está en la oficina. Ve al baño y toma fotos tuyas (sin mostrar tu cara, no vaya a ser…) y mándalas.

A partir de ahí, comienza la acción.

El plus

Si no cuentan con cámara, las palabras serán tu mejor aliado. Descríbele todo lo que te gustaría estar haciendo en ese momento con él/ella o traigan a la memoria alguna ocasión de sexo épico. Entre más detalles, mejor. Si tu pareja tiene una parte predilecta tuya, hazle saber qué es lo que estás haciendo con ella.

El plus está en tu voz. Trata de hacerla acompasada, más lenta de lo usual para poder mantener enganchada a tu pareja durante toda la conversación.

Si de plano a ti te entra lo tímido, dile a tu pareja que sea ella/él quien comience. Total, qué tanto es tantito.

El secreto de las hotlines es que cumplen las fantasías de sus interlocutores. Les dan todos los detalles de su ropa, les lanzan provocaciones sexuales y lo mejor: sin tener el riesgo de contraer una ETS.

El secreto de las hotlines

Sí, lo sabemos: al final de los periódicos que venden en el metro, hemos visto a unas muchachonas bastante frondosas que te invitan a escucharlas decir inimaginables proezas sexuales y cuanta cachondería se les pueda ocurrir.

¿Por qué son tan populares? Bueno, simple. Todo lo que implique un acercamiento personal y que te dirijan unas cuantas palabritas de amor resulta muy atractivo. 

Ellas (o ellos) se describen, te preguntan por tus más sucias fantasías, se adaptan a ti y a tus gustos. Es como invitar a Manuela a la casa con un Home Theater de fondo. 

Así que ya saben, comiencen a jugar y a desempolvarse de la distancia que los separa. Conviertan sus teléfonos en anhelados juguetitos sexuales.

¿Listos para armar su propia hotline?