¿Difícil?

Para mí, siempre ha sido un tema de discusión… nunca he terminado de entender bien a bien por qué muchos seres humanos necesitamos sentir queconquistar a una chica o a un chico -según sea el caso- nos costó trabajo; no se dio tan fácil.

Y es que, tal vez la que esté en un error -sólo por esta ocasión- sea yo, pero para mí, lo interesante de una relación empieza después de que el susodicho en cuestión ya te hizo caso… ahí viene lo verdaderamente complicado; el reto real.

Que alguien me guste y que yo le guste a ese alguien, no depende sólo de mi linda cara… tener "química" con alguien no es algo que decidimos a voluntad y yéndonos un poco más allá; enamorarnos no es un acto muy racional – por eso es maravilloso-. Todo este proceso, no depende enteramente de nosotros, cuando menos no en un nivel muy consciente… lo que sí depende de nosotros es qué vamos a hacer con eso que sentimos, cómo nos vamos a comportar con la persona que nos gusta. Las relaciones humanas, ya de por sí, son complicaditas ¿para qué complicárnosla más haciéndonos los difíciles? ¿realmente sirve de algo? ¿funciona?

La respuesta es sí… sí funciona. El "darte a desear" y decirle: "hoy no puedo, estoy ocupada, pero igual nos vemos mañana", la gran mayoría de las veces unciona. Claro, siempre y cuando no se vuelva algo de todos los días. El demostrar demasiado interés en alguien, paradójicamente baja el interés de ese alguien por nosotros. Yo no inventé la regla, de hecho estoy peleada con ella, pero ¿qué les puedo decir? De que funciona… funciona.

"Darnos nuestro taco" es una forma de demostrarle al otro que valemos mucho… aunque mi pregunta sería ¿por qué tendríamos que demostrarlo… no basta con que nosotros lo sepamos y actuemos en consecuencia de esto?

También es una forma de defensa, como decimos en México… de irle midiendo el agua a los camotes. Nos puede servir para protegernos y cuidar nuestros puntos débiles y no salir lastimados a la primera de cambio.

La línea es delgada… así que cuidado con estirarla más de la cuenta. Cuando nos hacemos los difíciles, pueden pasar dos cosas: 1) que la otra persona se interese todavía más en nosotros o 2) que le de flojera nuestro jueguito de estira y afloje y nos mande a la goma, antes de siquiera, conocer un poquito de la verdadera persona que somos. El juego del "gato y el ratón" no a todos nos gusta.

En fin, pareciera que hay una parte que todos disfrutamos en la conquista y en el ser conquistados… pero como siempre: "ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre".

Creo que, como diría un gran amigo, la única regla de oro en las relaciones humanas… es que no hay regla.

Y tú qué prefieres ¿fácil o difícil? ¿dónde está el verdadero encanto?