Buleadores tienen mejor vida sexual que una pornstar

Alégrense, pues de ustedes es el reino de los cielos

iStockCloseup portrait of a nerdy guy getting dunked in the school toilet

¿Recuerdas a ese ser inmundo que te hizo la vida pedazos en la escuela? Ese gandalla que te jalaba los vellos del brazo, que rompía tus crayolas, que te cargaba y te metía al bote de la basura. Gracias a él, muchos aún te recuerdan con el apodo de Keiko. Sus constantes fregaderas aún son motivo de tus más sórdidas pesadillas.

Tiempo después, te lo encuentras en el cine con una mujer escultural (o un tipo que parece sacado de un anuncio de Rinbros). ¿Es neta? ¿Cómo le hizo? Tu mamá siempre te decía que te molestaban porque te tenían envidia, porque su autoestima era muy baja y que en consecuencia, no tendrían futuro y les iba a ir muy mal en la vida (por aquello del karma y la venganza cósmica que cae sobre los gandules). Ajá, ¿y entonces?

Pues verás, tu mami te mintió. Al parecer a los buleadores les va muy bien, su autoestima es mil veces mejor que la tuya y pueden hacer alarde de una vida sexual bastante movida.

Aquí mis chicharrones truenan

Según un estudio titulado: “La supervivencia del más fuerte y el más sexy”, publicado en el Journal of Interpersonal Violence, estos jorobones tienen un autoestima que dice: “quítate que ahí te voy” y un estatus social muy elevado, al igual que niveles ínfimos de depresión y ansiedad social. Bah, de haberlo sabido antes, uno dejaba de ser amable con la gente y se liberaba de tomar Prozac.

La criminóloga de la Universidad Simon Fraser, Jennifer Wong, quien dirigió el estudio, asegura que los buleadores son muy astutos y que no necesariamente aprendieron estas conductas en casa, sino que muchos son natos.

Para obtener sus resultados, hizo una serie de encuestas a 135 estudiantes de diferentes preparatorias de Vancouver. ¿Qué sucedió? Bueno, pues que los chicos con tendencia a dominar y a escalar en la jerarquía social tienden a victimizar a otros para conseguir lo que quieren.

En los cuestionarios, Wong hacía que los participantes se ubicaran en alguna categoría: buleadores, víctimas, víctimas/buleadores (o sea que se llevan, pero también se aguantan) y los mirones, que ni pichan ni cachan ni dejan batear.

Los buleadores se se consideraron los dueños del balón, mientras que las víctimas/buleados revelaron tener peor autoestima. 

Lo que Wong propone es que en vez de sofocar los impulsos de matón, los motiven a meterse en actividades más saludables. Es decir, como se la viven de gallitos buscando competencia, pues se sugiere meterlos en algún deporte que satisfaga su sed de supremacía.

Ese no sé qué, que qué sé yo

Al parecer, las madrinas que propinan estas joyitas son como un método de liberación de feromonas. Otro estudio, desarrollado por el psicólogo Tony Volk de la Brock University, reveló que los buleadores tienen una vida sexual muy activa.

¿A qué se debe esto? A que tienen habilidades sociales muy picudas y logran seducir a quien se les pegue la gana. O sea, no se apenan ni les entra la timidez. Van a lo que van.

¿Qué tal? Al parecer pasarse al lado oscuro de la fuerza tiene lo suyo. Claro, nunca esperes que te llamen el “mil amigos”.

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