15. El final del italiano

La niña inquieta

La niña inquieta

[Nota del editor: Lo aquí publicado está basado en hechos reales, pero algunos nombres y situaciones han sido cambiados para proteger la privacidad de terceros. Los puntos de vista aquí expresados no necesariamente reflejan la opinión de Chilango o de Grupo Expansión.]

Si te perdiste la anterior entrega (14. El italiano III), ENCUÉNTRALA AQUÍ.

Merotoro, 9:21PM

Este asunto duró más de ocho meses. Nunca hablamos de exclusividad, pero yo sólo me cogí a uno o dos tipos durante todo este tiempo. ¿Y él? Quién sabe. No es relevante.

Un día me contó que le habían ofrecido un buen trabajo en París con la misma empresa.

Mientras tanto, la historia se volvía demasiado confusa para mí.

Comenzamos a tener todo lo malo de una relación seria sin tener el compromiso, las cursilerías, o lo que se supone que es positivo. Comencé a tener expectativas, a frustrarme, comenzamos a pelear por tonterías. Empecé a sentir, a asustarme: decidí dejarlo.

Unos días antes de que se fuera me invitó a cenar a Merotoro: “Me encantaría pasar mi última noche contigo”, me dijo.

¿Cómo resistir a su acento italiano que, en realidad, sonaba más a portoño?

Después de varias de copas de Santo Tomás le conté que lo había querido un poco, que me entristecía que se fuera y que me hubiera gustado apostarle un poco más a lo nuestro.

Me dijo que el también me quería, que pensaba que iba a hacer cosas grandes, que mi locura era mi motor y que no teníamos que tener arrepentimientos. Que sería una gran historia para recordar y que deberíamos cerrarla en la cama, tal y como la empezamos.

Me reí, pedimos más vino, nos besamos.

Su vuelo salía temprano en la mañana. De todas formas fuimos a la cama que había presenciado incontables cogidas y, como en una película hollywoodense, nos vinimos simultáneamente, viéndonos a los ojos, con algún soundtrack rosa de fondo.

¿Así, o más cursi?

Se fue.

ESTE ES EL FINAL DE TEMPORADA DE LA NIÑA INQUIETA. 

Además checa:

Hasta los mejores caemos: Edgar el “yaaa weeey”. 

25 razones para estar soltero en 2016 y ser muy feliz.

7 juegos de mesa que todos queríamos.