14. El italiano (parte III)

La niña inquieta

La niña inquieta

[Nota del editor: Lo aquí publicado está basado en hechos reales, pero algunos nombres y situaciones han sido cambiados para proteger la privacidad de terceros. Los puntos de vista aquí expresados no necesariamente reflejan la opinión de Chilango o de Grupo Expansión.]

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En mi casa. Muchas veces.

Con el italiano llegamos a actuar como pareja, caminábamos de la mano en la calle, nos preguntábamos cómo iba nuestro día, nos dimos dos que tres regalitos cursis… Hasta dormimos en la cama sin coger un par de veces.

A pesar de ser un tipo bajito y delgado, era bastante bueno a la hora de coger. Una excelente mezcla de fuerza y docilidad. Así como podía dominarme, jalarme el pelo, morderme, podía también hacerme venir a punta de caricias o terminar una larga sesión abrazado como un niño (le encantaba el cuchareo y, como cosa rara, a mi no me molestaba tanto). También era excelente en sexo oral.

Creo que lo empecé a querer.

El tipo fumaba mariguana a diario y esto no parecía afectar su eficiencia “profesional”. Sin embargo, ahora pienso que afectaba su eficiencia personal/cultural/social.

Los planes se volvieron monótonos. Lo que al principio me encantaba comenzó a asfixiarme rápidamente. Lo único que hacíamos era fumar, comer y ver películas y series en Netflix.

Dejábamos pasar los días soleados como si no hubiera nada que hacer en la CDMX. Y vaya que me molesta malgastar mi tiempo, porque sé que está contado (pero bueno, este miedo irracional a envejecer es otra historia).

Y roncaba. Recordé que éste era uno de los grandes problemas de la intimidad.

Si un día soy adulto y decido vivir con un tipo tendré que ganar una buena lana ya que cada quién tendrá que tener su propio cuarto. Es un hecho.

En fin, el caso es que en cuanto me empecé a encular también me empecé a asustar. Comencé a buscar excusas para no aferrarme, encontrando detalles que me permitieran servir para escapar lo antes posible. Y un día lo decidí.

EL PRÓXIMO JUEVES les contaré cómo termina esta historia. Acá los espero.

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