En los
últimos años hemos visto cómo se multiplican los proyectos artísticos con
criterios discursivos buscando participar en el terreno de lo social. Desde hace seis años, la artista Claudia Fernández ha estado
trabajando en un proyecto que surgió del interés en ayudar a una realidad
inmediata a todos nosotros que son los niños y jóvenes de la calle. Meteoro ha
involucrado las artes junto con los oficios para ofrecer una posible salida a una
de las dimensiones más castigadas del entorno urbano. En una entrevista con Tomo, Claudia Fernández explica distintos
aspectos del proyecto.
¿Cuál es el origen del
proyecto?
Surgió al tratar de
hacer, a través de la educación, un eslabón que faltaba entre las ganas de los
chavos de querer mejorar y aprender a hacer algo para lograrlo. Los muchachos
quieren salir adelante pero no tienen ninguna herramienta, no saben cómo. A la
fecha, hemos logrado comprobar que es un modelo para atender a esta población. No
comenzó como un proyecto de arte, pero a final de cuentas soy artista y la
parte creativa me llamaba mucho la atención. Así, poco a poco se fue volviendo
más un proyecto de arte, y estas actividades los alejaban de la "mona", y
sabemos que es una disciplina que te tranquiliza, utiliza ambos hemisferios del
cerebro, puedes expresar tus problemas a través del arte, entre otras
cualidades. Entonces se me hizo interesante involucrar a los artistas y también
las galerías y los museos, y de repente todo el contexto del mundo del arte
participó de manera activa en un problema social.