Muy pocos están conscientes de que los drones no son juguetes y por más pequeños que sean, están sujetos a normas aeronáuticas. Se tiene la idea de que vas a la tienda, compras un dron -los encuentras hasta por menos de mil pesos-, lo enciendes y a volar. No es así. Si te cachan volando un dron en la vía pública podrían pedirte tus papeles, como cuando vas manejando: permiso, registro, seguro y hasta bitácora de vuelo. Si no cuentas con el permiso podrían multarte con 40 mil pesos, y si lo prestas a alguien no autorizado y te agarran, la multa podría subir hasta los 160 mil.

Claro, todo depende del tamaño y tipo de dron que tengas. La Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) clasifica los drones de dos formas: por su peso máximo de despegue (micro, pequeño y grande) y por su uso (recreativo, no comercial y comercial). Ojo: no porque lo compres en un súper, en una tienda especializada o en internet te libras de esta norma.

Según la circular obligatoria R3 de la DGAC, todos, sin excepción, deben ser registrados por una persona mayor de edad antes de usarlos. Se puede hacer vía internet, hay que mandar un correo a [email protected] con un formulario que se descarga en la página de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), copia digitalizada de identificación oficial y la factura. El folio de registro tarda cinco días hábiles en llegar y es gratuito.

“Nadie registra un dron”, nos platicó Enrique Rubio. “Lo ideal sería que a la hora de la compra se hiciera”. Enrique es uno de los primeros mexicanos que tendrán su permiso para manejar un “Sistema de Aeronave Pilotada a Distancia” -como los llama la ley-. Vive de los drones, graba video, hace tomas para comerciales con su empresa Mírame Volar Sin Alas. Él asegura haber sido uno de los primeros en usar un dron en nuestro país.

NI AUNQUE LO COMPRES EN UN SÚPER O EN UNA TIENDA ESPECIALIZADA, TE LIBRAS DE REGISTRARLO

“Antes usaba helicópteros de radiocontrol para grabar”, recuerda. Es de los pocos que puede volar su dron sobre Reforma. Antes tenía que avisar a la Comisión de Cinematografía; con su permiso ya no será necesario.

¿Por qué necesita permiso? Según la circular -que no tiene el mismo peso de una ley-, cuando manejas un dron con fines comerciales, aunque sea de tamaño pequeño (entre dos y 25 kilogramos), requieres de uno. Los únicos que no lo necesitan son los micro (entre 250 gramos y dos kilos). Éstos sólo podrías volarlos en aeródromos autorizados -existe un listado- o en tu casa, si no rebasa las paredes de tu domicilio.

Enrique fue alumno de Cramex, una de las dos escuelas autorizadas en México para tomar el curso de piloto de drones, requisito para el permiso. Su generación, la primera, consta de cinco personas. El curso costó alrededor de 12 mil pesos y, para tomarlo, debía contar por lo menos con 30 horas de vuelo. “Más que drones, te enseñan aueronáutica: clima, frecuencia, lenguaje de torre de control. Sólo un día vimos componentes de un dron”. Después, un sinodal de la SCT les aplicó dos exámenes, uno teórico y otro práctico. Por último, para obtener el sello tuvo que justificar el uso que le daría a su permiso, explicando a qué se dedicaría.

“La norma está bien para ser el primer filtro, pero es muy ambigua”, opinó. Los drones como herramientas de filmación son ya muy populares y muchos han decidido dedicarse a eso, sin tener algún permiso o experiencia profesional. “La gente no tiene la conciencia de lo que realmente son”. Incluso, ya hay clases para manejar un dron en distintas escuelas o instituciones. “En esos cursos sólo los ponen a volar, pero no te ayudan”. Enrique considera que cualquier dron puede ser peligroso si no se sabe usar: puede caer en una multitud, afectar el vuelo de otras aeronaves o dañar instalaciones.