Fabiola Trejo es una chica que se ha especializado en la masturbación y es la única chilanga que cuenta con la certificación para dar los talleres de Bodysex, el famoso taller de masturbación de Betty Dodson, el mayor referente de la masturbación femenina en el mundo.

Muchos podrían creer que se la pasa todo el día dedicada en la ejecución de estos menesteres. Pero no. En realidad, comparte sus amplios conocimientos para que otras mujeres también disfruten de la masturbación.

¿Por qué dedicarse a la masturbación?

Llevo 10 años estudiando formalmente la sexualidad, desde que salí de la carrera de Psicología. Sin embargo, mi formación en sexualidad empezó desde pequeña. Mi mamá me recuerda que me gustaba jugar con la femineidad y con el cuerpo, sin que yo supiera que era algo relacionado con mi sexualidad. Al llegar a la universidad me di cuenta de que era algo que se podía estudiar formalmente.

Eres una de las dos únicas mujeres de habla hispana –y la única chilanga- que está certificada en Bodysex. ¿Cómo es que diste con ella?

Hice un manual con una editorial llamado Atrévete a disfrutar más, donde se habla del placer de una forma muy sencilla y accesible. Al investigar todo lo referente al tema di con Betty Dodson, que ha trabajado en el placer de las mujeres desde la década de los 60. Aprendí que la manera en la que hemos aprendido el placer parte de la culpa, la vergüenza y la prevención. Es decir, todo se enfoca a que “no te embaraces, no te contagies de alguna ITS”. Nadie habla sobre el placer por sí mismo, nadie nos enseña sobre él. Sólo sobre una salud sexual reproductiva. Ella y el psicólogo mexicano Juan Carlos Hernández Meijueiro influyeron mucho en cambiar esa perspectiva. El desnudarme y masturbarme durante dos días en el taller de Betty fue todo un reto. Pero este círculo de autoconsciencia sexual me permitió dar visibilidad al placer a través de nuestras experiencias.

Fabiola Trejo y Betty Dodson

Foto: Fabiola Trejo

¿Qué tan difícil es hablar de masturbación con las chilangas?

Muchos creen que en México somos más cerrados y que en otros lugares la gente es más abierta. Sin embargo, en nuestro país somos muy sexuales. Lo que ha afectado nuestra sexualidad es la represión y el machismo, pues le inyectan culpa y vergüenza. Pero al ser muy colectivistas, es decir, que necesitamos del contacto físico y emocional, nos convertimos en seres muy sexuales. Y, aunque no lo crean, la represión sexual y la anulación del placer son factores comunes incluso en las culturas que consideramos abiertas. Eso sí, la forma en la que viven Bodysex es muy diferente. En Estados Unidos las mujeres lloran y sueltan sus emociones a los primeros minutos de vivir esta experiencia. En México no. ¿Por qué? Porque nos enseñaron a controlar nuestras emociones. Pero no toman en cuenta que el placer depende de cómo nos permitimos perder el control y entregarnos a las sensaciones positivas. Consiste en confiar en nuestro cuerpo y no tanto en esos pensamientos de culpa, miedo y vergüenza que nos controlan.

¿No es mejor estar con la pareja?

¡Ese comentario hace que se me erice la piel! La masturbación es el acto de amor por excelencia; es el fundamento de toda práctica sexual humana y no es algo exclusivo de la gente “solitaria”. Significa conocer tu cuerpo, conocerte a ti, ya sea que estés con alguien más o no. Y el hecho de conocerte no es exclusivo para enseñarle a esa otra persona qué es lo que te gusta, sino para conectarte y amarte a ti mismo. El compartir tus descubrimientos con el otro es sólo un plus. Otro punto importante es que curiosamente en los talleres de México acuden más mujeres entre 23 a 31 años. Si existe alguna mujer mayor de 45 años es porque está separada, divorciada o soltera. Pienso que esto tiene que ver con el machismo. En una encuesta que realicé a 150 mujeres mexicanas de 14 a 40 años encontré que el 51 por ciento de las mujeres prefieren masturbarse a que otro las masturbe; el 40 por ciento prefiere que alguien más las masturbe y en otra encuesta realizada a 207 mujeres mexicanas de 25 a 35 años, apenas este año, descubrí que el 29 por ciento se masturba en la mayoría de sus encuentros sexuales y el 34 por ciento no.

¿Por qué alguien podría enseñarnos a cómo tocarnos?

No te enseño a tocarte. En el taller incluyo algunas técnicas para que sea mucho mejor, pero no son dogmas de fe y tampoco quiero que la gente lo vea como el sólo tocar los genitales. Esto último es uno de los fundamentos de Bodysex porque social y culturalmente se nos ha prohibido hacerlo, pero no sólo es cuestión de técnica, sino de saber cómo se integra tu cuerpo con tus emociones y sensaciones. La masturbación es una vía para aprender a relacionarnos de una forma positiva con nosotras mismas e inevitablemente con los demás. Es decir: yo no merezco nada en la vida que no sea lo mejor.

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