Día 31 de marzo de 2015: Javier Pérez, estudiante de veterinaria, es encontrado muerto en la Facultad de Ciencias. 3 de mayo de 2017: el cuerpo de Lesvy Berlín aparece estrangulado en la Facultad de Ingeniería. 12 de junio de 2017: encuentran el cuerpo de Víctor Orihuela, estudiante de odontología, en la Facultad de Filosofía y Letras. 22 de febrero de 2018: agreden con arma de fuego a una funcionaria en la FES Acatlán. 23 de febrero de 2018: ocurre un enfrentamiento con armas de fuego entre presuntos narcomenudistas en Ciudad Universitaria. ¿Y la autonomía de la UNAM?

Los casos de violencia en la UNAM se acumulan y la respuesta ante los mismos –tanto de la institución, como de la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX– no resuelve el problema. Entre 2007 y mediados del año pasado se registraron 5,580 incidentes presumiblemente constitutivos de delitos, de acuerdo con cifras de la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la UNAM.

Entre las conductas denunciadas se incluyen: homicidios, casos de abuso y acoso sexual, amenazas, lesiones, robos, daño en propiedad, fraudes, despojos, extorsiones, entre otras.

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En este contexto: ¿qué papel juega la autonomía de la UNAM?, ¿la policía puede entrar a la máxima casa de estudios y a sus campus?, ¿la autonomía de la UNAM interfiere con el actuar de las autoridades para investigar hechos violentos? Platicamos con dos expertos, quienes nos  explicaron cómo funciona este principio. Chilango buscó a la UNAM y a la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX, pero no recibimos respuesta para hablar del tema.

El cuerpo de Lesvy Berlín apareció el 3 de mayo de 2017. Foto: Cuartoscuro.

¿Qué es el principio de autonomía de la UNAM?

«La autonomía de la UNAM se basa en que la Universidad puede nombrar a sus autoridades (el Rector, los miembros de la Junta de Gobierno, los integrantes del Consejo Universitario, del Patronato, los directores de Facultades, Escuelas e Institutos) sin injerencia del gobierno», explica Ignacio Chiu, abogado y miembro de la comunidad universitaria. «Antes de 1929, el Ejecutivo federal nombraba al Rector, por esa razón hubo muchos problemas hasta que, en 1945, se otorga la autonomía plena y la universidad ya puede nombrar a sus autoridades».

En virtud de la autonomía de la UNAM, explica Miguel León-Portilla en su ensayo Ciencias Sociales y Autonomía Universitaria, la Universidad se gobierna a sí misma: elige libremente a sus autoridades y ejerce su presupuesto, con previa aprobación del Consejo Universitario. Es decir, la autonomía es académica, de gobierno y económica.

Lo anterior, indica la Ley Orgánica de la UNAM, incluye a las facultades, escuelas e institutos de la Universidad.

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Pero cuando se trata de seguridad, ¿cómo funciona este principio?No está claro. Ni la Secretaría de Seguridad Pública capitalina ni la UNAM lo han esclarecido.

«Pareciera que la Universidad está aislada del mundo por momentos con esos argumentos de ‘aquí no entra nadie, podemos solos’. La autonomía de la UNAM va en el sentido de que la institución académica puede tomar sus decisiones, pero creo que frente a la inseguridad se ha tergiversado», señala Guillermo Vázquez del Mercado Almada, consultor en seguridad. «El problema con esto es que (actualmente hay) un estado de indefensión para la comunidad académica y estudiantil de la Universidad y sus diferentes campus. Por un lado, parece que la policía no puede entrar y Auxilio UNAM no está armada; por el otro, hay registro de hechos violentos con armas de fuego», agrega.

Entre 2007 y mediados del año pasado se registraron 5,580 incidentes presumiblemente constitutivos de delitos, según cifras de la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la UNAM. Foto: Cuartoscuro.

¿Qué pasa cuando se cometen delitos en la UNAM?

Existe una Comisión Especial de Seguridad en la UNAM que se encarga de estos temas. Entre sus funciones, según el Reglamento, se encuentran: «conocer, atender, resolver en su caso y dar trámite a las denuncias y quejas que los miembros de la comunidad universitaria le presenten sobre actos de violencia u otros ilícitos. (Así como) estudiar los mecanismos de comunicación y relación con los órganos y autoridades externas a la Institución, para efectos del cumplimiento de los fines de la propia Comisión».

El problema, explica, es que no están claras las funciones de la UNAM, ni de la Secretaría de Seguridad Pública de la CDMX frente a los casos de inseguridad.

«Hay una danza, por explicarlo de alguna manera, un discurso político muy correcto que tiene presente algo que pasó hace ya mucho tiempo: el conflicto a 68», dice Guillermo. «Frente a los problemas de violencia que ha habido en la Universidad recientemente pareciera que pesa mucho más el hecho histórico. El argumento de las dos instituciones (la SSP de la CDMX y la UNAM) cuando suceden delitos es que ‘vengan e investiguen, pero que no se metan por la autonomía’. La duda entonces es: ¿cómo investiga la policía?».

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Las medidas que se han tomado hasta ahora…

Después del feminicidio de Lesvy Berlín, en 2017, la Universidad anunció diez medidas de seguridad y explicó que «una de las prioridades de la institución es salvaguardar la integridad y bienestar de todos los miembros de su comunidad».

Las medidas son: mantener vigilancia permanente, extender y reforzar la iluminación en distintas zonas de los campus, ampliar el número de cámaras de seguridad e instalar bases de vigilancia, ubicar botones de emergencia en puntos determinados por las Comisiones Locales de Seguridad, reforzar los controles de seguridad en accesos y salidas, controlar el ingreso de taxis sin pasaje, mejorar la seguridad en el transporte dentro de los campus, incrementar la vigilancia y el patrullaje por las noches y continuar el combate permanente a la venta de droga.

Sin embargo, después de la puesta en marcha de las medidas, los hechos violentos continuaron. La respuesta, hasta ahora, han sido nuevas acciones, esta vez enfocadas en Escuelas y Facultades.

El 31 de mayo de 2018, por ejemplo, la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales modificó su horario vespertino por cuestiones de seguridad. Con esta medida, las clases terminan a las 21:00 horas.

Después, el 6 de junio, la máxima casa de estudios emitió un comunicado que explicaba que los consejos técnicos pueden decidir si adelantan la salida de clases. La decisión se tomó por recomendación del Colegio de Directores de Escuelas y Facultades para mejorar la seguridad.

Guillermo explica que aún queda mucho por hacer. «Se tiene que vencer justamente este miedo (tanto de la policía como de la UNAM). Hay una cautela exacerbada en actuar cuando se cometen delitos, pero se tiene que lograr que se investiguen y se llegue hasta las últimas consecuencias, que no haya impunidad y se siga todo el proceso de seguridad y justicia; claro, sin que eso afecte la autonomía de la UNAM», asegura.

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Foto: Cuartoscuro.