La ola de calor que inició a mediados de mayo y que nos llevó a sobrepasar los 32 grados centígrados en la Ciudad de México nos trajo alta radiación ultravioleta; sin embargo, la primera contingencia ambiental del año tardó hasta el 5 de junio y eso nos llevó a preguntarnos qué condiciones deben reunirse para que el aire chilango se torne peligroso.

Aquí te explicamos cuáles son los factores que propician a que se active la contingencia ambiental y qué fue lo que pasó estas semanas para que la calidad del aire no fuera tan mala, hasta ahora. Pista: hay que agradecerle al dios Ehécatl. Y, no, no tiene nada que ver con la ausencia de verificación vehicular.

Naxieli Santiago, especialista en contaminantes atmosféricos y climáticos explicó que las contingencias dependen de varios factores: la cantidad de emisiones contaminantes, la humedad, los vientos y los rayos UV que funcionan como fuente de energía. Todos estos deben coincidir para que el Ozono y las partículas PM10 aparezcan.

Te puede interesar:  Estos son los lugares más calientes de la CDMX   

Por qué tardó en llegar la primera contingencia ambiental, a pesar del calor

Hasta este miércoles 6 de junio, el protocolo de contingencia ambiental no se había activado, a pesar de que parecían reunirse todos los factores para que el protocolo se active.

De febrero a junio se le conoce como la temporada de ozono y en las últimas semanas se cumplieron casi todas las condiciones para generar alta concentración con una excepción: el viento registró rachas constantes y propició la dispersión de contaminantes.

«Este año tuvimos días con altas temperaturas y cielos despejados, las nubes no filtraron la radiación UV y teníamos mucha energía para formar el ozono en la superficie. Sin embargo, en mayo se registró una alta velocidad en los vientos a las 13:00, justo a la hora en la que se produce la mayor cantidad de ozono», dice Beatriz Cárdenas, directora de Calidad y Gestión del Aire de la Secretaría de Medio Ambiente de la CDMX.

La especialista explica que del 29 al 31 de mayo –los días más calientes de acuerdo con el Metereológico Nacional– tuvieron la velocidad de viento más alta, equivalente a 9.2 metros por segundo, lo que impidió la concentración de contaminantes y presentaron calidad del aire de bueno a regular con respecto al ozono. Lo mismo ocurrió del 1 al 5 de junio.

por qué no se activaron las contingencias ambientales

Cuartoscuro

«Esto no quiere decir que no se formaron, simplemente no se acumularon aquí. Tuvimos unos días de buena calidad del aire pero eso no significa dejar de hacer esfuerzos por reducir la cantidad de emisiones», comentó Cárdenas.

En 2016 y 2017 ocurrió un fenómeno inverso a las condiciones atmosféricas actuales –explica Naxieli Santiago– pues entre febrero y marzo se dieron rachas de viento extremadamente altas que tiraron árboles, postes y espectaculares. «Estas condiciones limpiaron el cielo pero se llevaron tanto lo malo como lo bueno y provocaron contingencias que se extendieron por tres y cuatro días».

Menciona que aunque la naturaleza tiene un ciclo que no se puede controlar, existen factores como la emisión de contaminantes que sí pueden ser manipuladas para reducir su impacto. Esta es la respuesta a por qué la primera contingencia ambiental tardó tanto en llegar a nuestras vidas.

Te puede interesar:  Que el calor ni se siente en el Zoológico de Chapultepec    

Pronóstico de contaminación en la Ciudad

La directora de Gestión y Calidad del Aire señaló que aunque es poco probable que la primera contingencia ambiental sea sólo el inicio de una temporada de contingencias, las altas temperaturas y la radiación ultravioleta sí continuarán.

La buena noticia es que una vez iniciadas las lluvias, las posibilidades de concentrar contaminantes son casi nulas –¡Gracias, Tláloc!–, así que habrá que esperar hasta finales de año para que las condiciones de frío seco no propicien inversiones térmicas que generen mala calidad del aire, ya no por ozono sino por partículas.

Pese a los comentarios de usuarios de redes sociales que cuestionaban la utilidad de los procesos de verificación vehicular argumentando que en este semestre que no se aplicó tampoco se detonaron contingencias, Beatriz Cárdenas mencionó que se trata de situaciones diferentes.

«La baja concentración de contaminantes está relacionada a cuestiones atmosféricas, mientras que la verificación sigue siendo un factor para disminuir las emisiones. Un ejemplo es que con los parámetros actuales, aplicados a los años 90, tendríamos hasta 300 días con contingencia y aunque aún no llegamos a los límites internacionales, ya estamos viendo un menor impacto», dice.