Entre los muchos destrozos que el sismo del 19 de septiembre provocó en la ciudad está también la ruptura del Monumento a la Madre, cuyas obras no pudieron quedar listas para el 10 de mayo, sino que se prolongarán unos meses más.

En un comunicado, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) dio a conocer que la restauración de la escultura, que quedó completamente rota tras el temblor, se efectúa en tres etapas y requiere la participación de al menos 45 personas.

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Según el arquitecto Gabriel Mérigo, director del proyecto de restauración, alrededor de 25 toneladas de piedra resultaron dañadas y de momento se ha concluido la fase de apuntalamiento y ordenamiento de materiales; aún falta recuperar la escultura principal, la de la madre con el niño en brazos.

Paralelamente, dice el comunicado, se trabaja en reestructurar dos esculturas que acompañan el Monumento a la Madre: el hombre escribiendo y la mujer con mazorca, así como la torre alta, la plataforma y un muro. La totalidad de las obras concluirá en septiembre, justo para el aniversario del sismo.

Parte de los recursos para las obras procedieron del Fondo de Desastres Naturales (Fonden) y los trabajos se realizan bajo la supervisión de la Dirección de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico Inmueble del INBA y la Dirección del Patrimonio Cultural de la Seduvi (Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda).

¿Y qué le pasó al Monumento a la Madre?

La escultura central colapsó y la figura materna, con una dimensión de más de 8 metros de altura, cayó de frente y se despedazó completamente a consecuencia del sismo.

«Se hizo una revisión minuciosa del estado en que se encontraba cada uno de los elementos y se procedió a evaluar los daños», explicó Mérigo al INBA.

La prioridad es regresar el monumento a sus condiciones originales, para respetar las características de autor, lo que implicó identificar y clasificar los pedazos de piedra, los cuales se asentaron en dibujos para tener la memoria y poder reorganizar el conjunto. El proceso requiere tiempo para poder levantar la escultura nuevamente, sin el riesgo de que otro sismo la vuelva a tirar.

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