Molcajetes y metates de piedra negra, bolsas de paja, sombreros de palma y sillas de tule son parte de la artesanía otomí en CDMX. todas ellas tendrán, próximamente, sus propios puestos móviles en las colonias Roma y Juárez.

 También lee: Artesanías y comercio justo en… ¡Polanco!

Serán alrededor de 50 carros diseñados por la comunidad otomí de la zona. En ellos, comerciantes y artesanos podrán continuar la venta de sus típicos bordados tenangos, muñecas otomíes y otras creaciones tradicionales que conforman la artesanía otomí en CDMX.

Una comunidad olvidada

La comunidad otomí ha tenido una fuerte presencia en la delegación Cuauhtémoc en las últimas décadas, aunque la gentrificación no lo quiera admitir. Desde su asentamiento precolombino en la zona central del país, esta comunidad se ha encontrado en constante lucha por la preservación de sus espacios vitales.

Cuando la comunidad ñäñho, que en su mayoría es originaria de Santiago Mexquititlán, Querétaro, comenzó una migración laboral a Ciudad de México, entre las décadas 30 y 50; los camellones de la calle Chapultepec se convirtieron en su alternativa de vivienda.

Sin embargo, tras el terremoto del 85, el esplendor europeo de las colonias Juárez y Roma quedó en escombros y abandonada en su mayoría. Bajo estas circunstancias, los migrantes ñäñho pasaron a predios y propiedades gubernamentales donde se autoconstruyeron 35 casas improvisadas con cartón y madera.

Más de tres décadas después, esta delegación es casa de cuatro grupos otomíes provenientes de Querétaro; no obstante, su estadía no ha sido fácil. Discriminación, hostigamiento, despojo e incluso un incendio han marcado la historia de esta comunidad en la zona; pese a los logros, el panorama aún es incierto. Tras el último temblor del 19 de septiembre de 2017, algunas de las viviendas establecidas de esta comunidad resultaron dañadas y sus habitantes, obligados a acampar en las calles una vez más.

 También lee: Va Por La Roma, un proyecto que reconstruye con arte

Otomimóvil: la artesanía otomí en CDMX se pone en movimiento

El proyecto de las unidades móviles de artesanía otomí en CDMX surgió a partir de la remodelación de la colonia Juárez. La delegación aprovechó este cambio de imagen para reducir el ambulantaje en la ciudad. Acorde con la administración, se planeaba reducir de 300 puestos a solo 100. Ante esta situación, la comunidad otomí debía renovarse para subsistir.

Así la artesanía otomí en CDMX pasará de la banqueta a las ruedas, pues andará por varias calles de la Juárez y la Roma. Este oficio ha sido el principal ingreso económico para la comunidad otomí, desde su llegada a la capital, como lo registran Olivia Domínguez y David Rodríguez.

El diseño del carro de artesanía otomí en CDMX quedó a cargo de esta comunidad de principio a fin. Una de las razones tuvo que ver con el costo de las unidades, ya que los responsables de financiar las estaciones móviles fueron los mismos artesanos.

Detrás de cata Otomimóvil, como se llamarán estos vehículos, está el trabajo de toda la comunidad: mujeres, hombres y niños. Esta organización tan característica no es nueva, de hecho, es el resultado de muchas décadas de encuentros, alianzas y apoyo entre la comunidad. Desde 1977, representantes de distintos pueblos firmaron el Pacto de Matlatzinca, en el cual se comprometieron a la unidad para luchar por sus diversas identidades.

Igualmente, cuando tuvieron la primera oportunidad de obtener la viviendas en forma, los mismos integrantes de la comunidad se organizaron para crear la unidad habitacional en la que viven actualmente, la cual consta de seis edificios, 47 departamentos y una ludoteca. Los edificios se identifican con palabras ñäñho.

Este otro proyecto ganó el Premio Nacional de Vivienda 2004, por responder adecuadamente a las necesidades de una familia nuclear tipo urbana. Hoy, esta comunidad continúa coordinándose y renovando su estilo de vida en la ciudad y el Otomimóvil es prueba de esto.

 También lee: 1 de cada 5 mexicanos fue discriminado por estas razones