La música se puede reducir a algo muy simple. O intensificarse hasta algo muy complejo. A algunos les gusta lo primero, otros se decantan por lo segundo. Pero también hay maneras de ser complejo y querer sonar sencillo.

Si se piensa en Escocia, probablemente lo primero que venga a la cabeza sea el whisky. Y cómo no, vaya fama se han hecho los creadores de tan maravillosa bebida. Se recuerdan, también, los castillos. Las leyendas de dragones. Los paisajes nublados y fríos. Escocia parece ser una tierra de neblinas perpetuas y gargantas calentadas por los grados de alcohol.

Pero también se debe pensar en Escocia como uno de los más prolíficos generadores de bandas musicales. Belle & Sebastian, Aztec Camera, Biffy Clyro, The Beta Band, Boards of Canada, Cocteau Twins, The Exploited, Donovan, Glasvegas, The Jesus and Mary Chain, Primal Scream, Travis, Teenage Fanclub, The View y muchas, muchas bandas más, se formaron ahí, al norte de Inglaterra.

Dicha lista, está lista para poner a otra banda entre sus letras más destacadas: Young Fathers.

¿Por qué? Han ganado el Mercury Prize 2014 y eso, no es poca cosa.

Considerado como uno de los más prestigiosos galardones de la música, el Mercury siempre despierta una gran expectativa, principalmente por dos razones.

La primera es la calidad musical. El Reino Unido siempre ha sido la meca de la industria musical y ver quién merece un premio por el mejor disco lanzado en dichos terruños, siempre será un buen referente de calidad musical.

Por el otro lado, el Mercury Prize, dicen, tiene una maldición. Quienes lo ganan, pocas veces superan dicho trabajo. Casi siempre caen poco a poco en el olvido, un poco al estilo de la portada del videojuego de futbol americano Madden, en donde el jugador que aparece en la tapa, se lesiona o queda fuera de la temporada. Maldición o verdad, el Mercury sí representa una pesada carga sobre las espaldas de los ganadores.

Los Young Fathers son una extraña creación. Canciones que suenan pop, pero con fachada de hip hop encumbrando el lo-fi. Ésa, precisamente, es la simple complejidad de la que hablaba anteriormente.

Las comparaciones son inútiles con productos tan únicos. Cuando parece que ya no hay nada más por hacer, aparecen algunos genios locos que cambian el panorama. Y se les agradece. Parece ser que lo único que les interesa, es generar canciones para colmar tus órganos de la audición. Es una espesa mezcla de influencias. Un camino propio trazado por ellos. Como si por la carretera de lo habitual, ellos hubieran tomado gises y pintado un sendero zigzagueante.

Dos EP. Un larga duración. Se llama Dead. ¿Será un nombre irónico?

¿Caerán los Young Fathers bajo la maldición del Mercury?

El año pasado, Alt-J fueron los premiados. Con su tremendo disco debut, casi no había forma de superarlo. Han sacado nuevo material pero no han alcanzado las expectativas. No podemos decir que se han hundido, pero la vara sigue estando alta.

En mi opinión, el futuro de los Young Fathers no es borroso. Aunque su música sí sea nebulosa, llena de matices y contrastes, lo que han demostrado es que para ellos no hay más que un campo de batalla. Están bien armados, bien preparados. La batalla para ganarle al Mercury Prize empieza desde hoy, y creo que bien lo pueden hacer. El hip hop escocés con ascendencia africana y con alma lo-fi ha ganado el primer combate.

El resto, se escribirá con el tiempo.

¿Les late esta banda?

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