Detroit, Michigan. Cuna de los mayores exponentes del garage rock a finales de los sesenta. Iggy Pop y los MC5 eran únicamente paladines de música ruidosa, que posteriormente pasaron a la historia de la música popular. Unos años después, un gato, un diablo, un hombre-estrella y un cadete espacial pusieron nuevamente en el foco a esta ciudad en donde lo más importante son los motores de los automóviles. Después fue la música electrónica y el olvido del rock and roll a nivel mundial. “Make some noise for Detroit”, cantaban los adolescentes enviciados con la música house.

Fue en 1997 que una bartender que no sabía tocar la batería y un ex-monaguillo se conocieron y decidieron formar una banda. Ella le dio su apellido, él le heredó su vasto conocimiento musical. Las influencias lo hicieron todo: rock clásico, blues y mucha alma. Poco se tardaron los “ejecutivos” de una disquera independiente (la Sympathy for the Record) en firmarlos y lanzar su primer álbum. Titulado de la misma forma que la banda The White Stripes, fue un disco más durante la explosión de banditas de rock tratando de sobresalir en medio de boy bands y Djs alrededor del mundo.

Después vino el clásico de culto De Stijl, inspirado en la corriente artística del mismo nombre. Un concepto visual y sónico bajo el paragüas del blues y el garage rock. Con una inocencia punk, lograron atraer los oídos de críticos y fanáticos alrededor del mundo.

El disco empezaba así:
https://www.youtube.com/watch?v=3PiQOb6cPvw