Chalecos de mezclilla con estoperoles, mallas rotas, blusas a medio torso, ingentes aplicaciones de labial rojo y delineador fueron las constantes de aquellos que se deleitaron anoche con Justin Young (voz, guitarra), Freddie Cowan (guitarra), Árni Hjörvar (bajo) y Pete Robertson (batería) en el Salón José Cuervo.

En su presentación de anoche, lejos quedó la respuesta que tuvieron en el Corona Capital, enoctubre de 2012. Ésta era la oportunidad de demostrar que son los ‘íconos’ adolescentes, héroes de la pueril escenamusical actual.

‘No Hope’ hizo explotar los alaridos de cientos de quinceañeras que se dieron cita en Polanco.Young comenzó a menear su frondosa y cuidadosamente despeinada melena, el recinto comenzó a retumbar por los constantes saltos y empujones del público.

A pesar de la precaria duración (2:00 minutos) de ‘Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra), los brincos continuaron incesantes a todo galope. Tiger Blood hizo que volaran las cervezas en medio de la multitud.

“Hola México, ¿cómo están?”, saludó Young en un castellano mal pronunciado a sus fans, mientras Cowan se hidrataba constantemente con concentrado de cebada.

El bajo de Hjörvar dio pie a ‘A Lack Of Understanding’, balada que hizo palpitar los pueriles corazones de las jovencitas que deseaban tener entre sus brazos al cuarteto londinense.

‘Wetsuit’ logró entonar las gargantas de dos mil personas.

‘Teenage Icon’ hizo que Cowan emulara los movimientos que solía hacer Dee Dee Ramone con la guitarra, hace cuatro décadas, para provocar el ‘slam’ en el sector izquierdo de la pista.

Un homenaje al rock de los sesenta llegó con ‘All In Vain’, mientras un chico con larga cabellera le cantaba a su prometida “I’m Never Gonna Waste My Time With You”.

‘Post Break Up Sex’ hizo recordar al Interpol de los dos primeros discos que elaboraron.

Lejos del éxito conseguido con ‘What Did You Expect from the Vaccines?’ y ‘Come Of Age’,Young no perdió la oportunidad de presentar un adelanto de la reciente manufactura del grupo:‘Melody Calling’, una mezcla entre lo eléctrico y acústico que bien podría ser un cover a alguna canción de ‘The Whitest Boy Alive’.

‘Wolfpack’ y ‘Blow It Up’ hicieron contonear algunas caderas, pero ‘I Always Knew’ prendió y levantó el coro de los asistentes que no mostraban signos de agotamiento a pesar del incesante calor.

Un ‘encore’ apenas perceptible, hecho por ‘Bad Mood’ y ‘Norgaard’, anunció el final de los 70 minutos que estuvo Young y compañía sobre el escenario. Si bien dejaron a un público ávido de un mayor repertorio, no decepcionaron por los riffs furtivos y guitarras rasposas de cuatro jóvenes que no tienen prisa aún por madurar.