Esta fue una de las canciones que hizo posible el renacimiento del electro-punk y que terminó por glorificar la escena neoyorquina post-milenio. Primero salió en el Echoes, el disco que The Rapture sacó en el 2003, pero fue hasta el 2004, cuando el equipo de producción DFA le metió mano y salió esta maravilla para la pista de baile.