Pasaron dos años para que Dream Theater regresara a México. John Petrucci es un héroe de la guitarra y lo sabe, al lado de John Myung, James LaBrie, Jordan Rudess y Mike Mangini convocaron a los fans de metal-progresivo a rendirles tres horas de tributo sin celular en mano (la banda prohibió el uso de móviles y cámaras en el evento para mejorar la experiencia).

The Ashtonishing es el concepto y el pretexto para hacer otra parada en la CDMX, donde efectos sonoros, gorjeos de pájaros, pasos, gritos, naves espaciales y aplausos eran plasmados en las múltiples pantallas que crearon una atmósfera futurista, un híbrido músico-visual único.

Descent of the NOMACS, Dystopian y Overture fueron una perfecta introducción al viaje astral que guiaban un par de hermosos riffs; When Your Time Has Come, Act of Faythe y Three Days son fantasía pura que hacen recordar pasajes de Game Of Thrones.

“¿Cómo están en la Ciudad de México hoy?”, preguntó LaBrie en una de sus escasas palabras fuera de algún acorde.

The X Aspect, A New Beginning y The Road to Revolution dieron fin al primer acto. Una pequeña horda de metaleros fue a reabastecerse de cebada líquida y a regular su hidratación a los sanitarios. Fueron sólo 15 minutos y el quinteto retornó con 2285 Entr’acte y Moment of Betrayal, segundo sencillo de su último disco.

A pesar de que Mangini es un virtuoso de la batería, se extraña la presencia de Mike Portnoy en escena. La instrumental Machine Chatter (digna de ser homenaje a Kraftwerk), The Walking Shadow y My Last Farewell son piezas que levantaron del asiento a más de tres mil fans de sus asientos (¡sí! colocaron butacas numeradas en la pista del Pepsi Center).

Our New World, Power Down y Astonishing fueron el final de un “recital tecnológico” de tres horas; el mundo creado por la imaginación de Petrucci es una obra que seguramente será retomada para un filme o videojuego en un futuro cercano, pero antes de eso, quiso mostrar su producto al mundo en su estado más crudo o natural: El musical.

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