A mediados de la década de los 60 la sociedad mexicana al menos en apariencia presumía una postura conservadora, Gustavo Díaz Ordaz era el encargado de dirigir los hilos de una reprimida nación, el rock ya había entrado al país gracias a bandas como Los Locos de Ritmo o Los Teen Tops que con versiones en español de éxitos norteamericanos consiguieron un lugar en el gusto del público, mientras que en la vida nocturna el hit eran los cabarets.

En la calle Puebla de la siempre fiestera colonia Roma, se encontraba el Quid, un cabaret que tenía la virtud de juntar a la parte alta de la pirámide social sesentera, el dueño era el mismísimo Ernesto Alonso, personaje indispensable en la historia telenovelesca de este país. “El Señor Telenovela” estaba en busca de un nuevo show que ofrecer a su noctámbula clientela, así que recurrió a un personaje de nombre Alfonso y de apellido Arau.

El ahora reconocido cineasta aceptó el reto gustoso, “Triunfo y aplastamiento del mundo moderno con gran riesgo de Arau y mucho ruido”, fue bautizado el espectáculo. Se trataba de un acto lleno de sátira y a go gó interpretado por una banda llamada The Tepetatles, (así como The Beatles, pero en mexicano), que por su formación podemos considerarla una especie de dream team.

El también músico reclutó a Maco Polo Tena de los Rebeldes del Rock en el bajo, Julian Bert en el teclado, Marcos Lizama en la guitarra y José Luis Martínez en la batería, mientras que Alfonso aparecía en la voz, las letras correrían a cargo de nada más y nada menos que de Carlos Monsiváis.

La banda mezclaba el rock and roll con a go gó e incluso el surf, el resultado fue un sonido muy bailable, el discurso estaba adornado con un particular sentido del humor y tocaba temas variados que siempre hacían referencia a la ciudad y su manera de expresarse; Arau saltaba al escenario con peluca y una guitarra con dos mástiles que incluía una mano falsa que se movía mientras tocaba, el frontman adoptaba una actitud un tanto retadora, soltando chistes donde el público era el protagonista, a pesar de todo esto, Ernesto Alonso se decepcionó cuando lo presenció y el respetable tampoco se mostraba muy convencido.

El poco entendido espectáculo debía de inmortalizarse de alguna forma, un par de tremendos artistas se encargaron de confeccionar el arte del disco, el recién fallecido artista José Luis Cuevas y el pintor Vicente Rojo (cualquier cosa ¿no?). El material ahora de culto contiene canciones como “Tlalocman”, que Botellita de Jerez la retomó años después para hacerla propia, o “Rockturno” una las piezas más famosas; el tiraje para este LP fue muy corto, por lo que conseguirlo ahora es muy difícil y muy costoso.

La información sobre la banda es muy escasa, el espectáculo sobrevivió una breve temporada, pero el tiempo ha revalorado el concepto, El Universal logró entrevistar a algunos de los protagonistas, donde Arau acepta la importancia de The Tepetatles para la existencia de bandas como Botellita de Jérez y Café Tacvba, seguro con el tiempo más bandas se unirán a esta lista.