Quienes se atrevan a alzar la mano y señalar que el grunge ha muerto deberían vivir la experiencia de Soundgarden en vivo. Ellos, después de 30 años, son los reyes del género y como tal, visten su corona.

Los fans mexicanos creyeron que jamás verían a Soundgarden en vivo, pero, aparentemente no hay imposibles. Esta fue la primera ocasión que la banda de Seattle llegó a la Ciudad de México para ofrecer un concierto de poco más de dos horas y media.

“Searching With My Good Eye Closed” fue la encargada de comenzar el repertorio que abarcó canciones de toda la carrera de la banda. “Spoonman” fue uno de los primeros trancazos de la noche.

La voz de Chris Cornell es una espectáculo por sí mismo. Sin importar los años, o los proyectos suena impecable e incluso penetra tanto en el oído que pone la piel chinita. Es una maravilla.

“Jesus Christ Pose” nos regaló el privilegio de escuchar la prodigiosa guitarra de Cornell y “Burden in My Hand” sirvió para dar un respiro mediano a una noche llena de energía.

Soundgarden es de esas bandas que no necesitan un escenario lleno de espectaculares visuales o un juego impresionante de luces. Van directo al grano. Su lenguaje es la música y son grandes en él.

Cuando se retiraron del escenario para el encore, todos empezaban a hablar de “Black Hole Sun” el más grande éxito de la banda. Muchos, dudosos decían que es la que faltaba escuchar. Y así fue. “Black Hole Sun” fue, sin duda el momento de la noche que quedará tatuada en la memoria de los seguidores de Soundgarden.