Javiera Mena estrenó su tercer disco, Otra Era, a finales del 2014, y ha sido recibido de una manera sorprendente; sus sencillos “Espada y la canción homónima se han convertido en clásicos instantáneos de la chilena.

El pasado viernes dio una de las mejores presentaciones de la Semana de las Juventudes: colorida, brillante y muy energética.

Antes de su participación en este festival chilango, tuvimos la oportunidad de platicar un rato con ella, y a continuación puedes leer lo que la sencilla y talentosa chilena nos contó.

Con tu nuevo disco, Otra Era, te volviste más atrevida, más sexosa, empezando por la portada, pero sin dejar tu lado rosa, ¿a qué se debe?

La música tiene un hilo conductor que soy yo, yo soy la compositora. Eso que tu llamas “rosa” tiene que ver con esta cosa romántica, por ese lado, son los mismos sentimientos que plasmé en los primeros discos.

Por otro lado, el proyecto se llama Javiera Mena pero yo trabajo con mucha gente, amigos diseñadores como Carlos Diez, que fue con quien trabajé el arte del disco. Tratamos de buscar un personaje dentro del álbum y se fue dando que ese personaje estuviera desnudo porque era una especie de estatua, heroína o una mujer de otra era que no es ésta, que fuera un poco atemporal.

Se dio que la caratula fuera un torso desnudo y eso para mucha gente es algo sexual, pero si alguien escucha mi música y ve mis videos creo que se da cuenta que el lado sexual no es explícito.

El cambio estético tiene que ver con las ganas de evolucionar y cambiar para refrescar un poco, pero la música siempre va a mantener esa cosa bien romántica.

Tu cambio no sólo fue estético o de imagen, sino también musical, ¿cómo llegaste del punto A (tus discos anteriores), al punto B (Otra Era)?

Yo siempre he tenido ganas de hacer música para la pista de baile, me gusta mucho escuchar música que se pueda bailar, que se pueda escuchar y descifrar la letra; soy muy fanática de Pet Shop Boys, de Michael Jackson, de cosas que no tienen que ser necesariamente para la pista pero sí tienen un ímpetu que viene del dance.

Ese era el B a donde yo quería llegar en Otra era, y creo que en los discos anteriores intenté, pero no se dio cien por ciento. Ahora mucha gente dice que este disco es más bailable, pero yo siempre he querido hacer discos para bailar, sólo que éste resultó mejor y creo que ése fue el camino que quise seguir, la pista de baile pero con sentimientos.

Me parece que tu disco Otra Era está influyendo mucho en la escena chilena, especialmente lo digo por el nuevo sencillo de Dënver, ¿estás de acuerdo?

No lo sé, no lo podría decir yo. Creo que lo que pasa bonito en la música es que se llegan a ideas parecidas que tienen que ver con las necesidades de la gente, en este caso, hacer música bailable que responde a una necesidad. Yo misma soy fruto de muchas cosas, yo también tengo mucha influencia de mi alrededor, de grupos de otros lados, de mis mismos padres argentinos y de la música de los ochenta, los noventa y más atrás; yo soy el resultado de una unión de mucha gente, así como lo es Dënver.

Me encantaría ser parte de alguien que genera influencia, tendencia, mucha gente me lo ha dicho pero yo no lo podría decir, pero sería muy bello para mí saber que estoy influenciando a alguien.

¿Estás en el punto más alto de tu carrera?

Cuando saque Mena, mi segundo disco, sentía que ése era mi punto más alto; ahora siento que es éste, y espero que el próximo sea otra cima diferente. Pero no lo sé, son diferentes los puntos. Uno va avanzando en una carrera musical y va como en un gráfico, subiendo y bajando, pero es muy relativo porque hay mucha gente que me dice que odia mi primer disco, otra me pregunta que por qué no hago puras baladas, entonces creo que el punto más alto es muy relativo. Lo que sí creo es que ahora tengo más gente que me escucha y eso es bueno.

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Javiera (Carlos Mena)

Un gran porcentaje de tus fans son gays, ¿haces música para la comunidad gay o es inconsciente?

No es a propósito, pero sí se me da que tengo mucho público gay, también hetero, pero cuando alguien me felicita después de un show por lo regular es homosexual y eso para mí es un honor porque son muy exigentes, están muy dedicados a captar nuevas tendencias, nuevas vanguardias, nueva música. Es gente que tiene qué ver con la innovación, muy dedicada al arte, a absorber todo eso.

Por otro lado, en la génesis de las canciones y en la búsqueda de que éstas avancen, no estoy pensando en un segmento, estoy pensando en hacer música, música que sea envolvente y eso no tiene que ver con tu preferencia sexual.

Me llama la atención que llega a un público gay, y no tiene que ver con que yo sea gay ni nada, sino que tiene que ver con que en general la cantante mujer al gay le simpatiza mucho. Estamos como que en el mismo segmento dentro de la sociedad, gente que ha sido muy enmudecida durante mucho tiempo, entonces creo que se produce una empatía. Eso pasa con las mujeres y los gays, sentimos esa complicidad.

¿No sientes que eso pueda excluirte de un público heterosexual?

En Chile, al menos, no ha pasado así. Tengo un público adolescente, hay gays y no gays, pero es lógico porque también estoy ahí todo el tiempo; mi promoción es estar en Chile. Cuando vengo a México es diferente porque vengo acotado a promocionarme y el único público que realmente está ahí siempre tiene qué ver con la comunidad gay.

Yo estoy apostando por trascender esa barrera, esa separación tiene qué ver con la sociedad que tanto separa lo gay de lo no gay, pero creo que esas barreras con el tiempo se van a ir rompiendo cada vez más, y a lo que yo le apuesto y a lo que yo voy es que mi música trascienda esa barrera que es ridícula.

Para tu actual gira por México hiciste unos flyers parodiando a Timbiriche, Pandora, entre otros, algo un poco enfocado al público gay, ¿fue idea tuya?

Fue idea de Agustín Ceretti, fue lo máximo, a mí me encantó, no le tengo miedo a eso de quedarme en un nicho. El otro día veía una sudadera de un chico que decía “gay is the new punk” y tiene mucho de protesta también, una protesta es ser gay.

Y hasta la estética…

Sí, yo creo que hoy en día es donde está la protesta; es algo real. Nosotros somos la primera generación en poder decir abiertamente “somos homosexuales”, y eso es muy valioso para la historia porque imagínate cuántos años tuvieron que pasar. A uno le gusta tocar el tema porque lo ha vivido en carne propia y de una manera muy positiva y protestar de esta manera, que, de hecho, no es protesta, es sólo mostrarnos.

Tu amigo, colega y paisano Gepe me platicó que la cuestión de los derechos homosexuales en Chile es muy pobre, ¿concuerdas con él? ¿Cómo ves este tema en tu país comparado con México?

Creo que, en cuanto a legislación, estamos más atrás: México tiene matirmonio gay hace un tiempo, Chile no, apenas estamos con el acuerdo de vivir en pareja, y eso ya habla un poco del país, pero aún no llega a tanto. Pero a nivel de calle, hay una respuesta muy grande, sobre todo de los adolescentes que nacieron ya en en la post dictadura, que son muy de mostrarse, son muy visibles, tanto que te llaman muy poco la atención, entonces a ese nivel de contracultura creo que estamos a la par de México. Chile también es un país más chico, la derecha conservadora se nota más al ser más chico pero creo que va avanzando muy rápido.

Por otro aldo, siento que aquí tienen en contra un machismo muy power, en Chile no tanto como acá en México. Sí, son machistas pero no tanto porque igual en Chile la mujer tiene mucho poder, tanto que a veces se le pasa la mano.

Claro, ya hasta tuvieron una presidenta y aquí no se ve ni por dónde…

Sí, es raro lo que pasa en Chile, por ejemplo en la casa manda la mujer, se hace como que manda el hombre pero en realidad es la mujer. De igual manera el tiempo avanza muy rápido y cada vez hay más reportajes en televisión sobre el tema, y la idea es que avance y pronto nadie esté hablando de esto y que sea algo normal. Creo que en Latinoamérica estamos como que en un momento súper crucial y a mi me tocó agarrarlo, por eso se me consideran muy militante sin serlo tanto.

Mencionaste que en los adolescentes hay una gran contracultura, ¿crees que haga falta bandas tan directas y sociales como lo fueron Los Prisioneros y sin dejar su lado pop?

Un músico al tener un aforo y seguidores tiene una voz, y en mi caso al menos, creo que la estética que trabajo habla más sobre el amor, la empatía, un lado más positivo pero por ese lado también uno puede protestar. Hay gente que abarca también el otro lado, como la estética hip hop, por ejemplo lo que hace Anita Tijoux, o incluso Ases Falsos que también lo hablan directamente, pero creo que lo que a mí me interesa es otra forma de llegar y aportar a un crecimiento de una sociedad latina o chilena o hasta de donde pueda llegar mi música.

Creo que mi manera de aportar a esto es con la música, que también es una herramienta política súper fuerte, no sólo por el hecho de decir “esto sí me parece, esto no”. Mi política va en pos de culturizar a la gente alrededor con música, como dice Gabriela Mistral: “Lo que el alma hace por su cuerpo es lo que el artista hace por su pueblo”, ¿cachai?

Es un rol súper fuerte, si la gente no tiene cultura o apreciación hacía un disco un libro no va a tener sensiblidad frente a las cosas y eso es algo muy destructivo para la sociedad. Si la gente está rodeada de cultura va a tener más herramientas para comunicarse y defenderse y eso es muy político, creo que por ahí va mi discurso, por culturizar.

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