Roger Waters se preparó a conciencia en su regreso a México tras cuatro años, se documentó de la situación política y social del país, construyó un “muro” que poco a poco derrumbó hasta desnudar su intención: hacer un llamado por las desapariciones de miles de mexicanos y mandar un saludo especial a Donald Trump.

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Eran las 21:30 horas, “Speak To Me” y “Breathe” indicaban que el lado oscuro de la luna comenzaba a cubrir el Foro Sol, el sonido del bajo de Waters retumbó y los celulares aparecieron para captar las imágenes de una impresionante pantalla.

La lluvia intensa que cayó durante todo el día sobre la mayor parte de la Ciudad de México complicó la llegada de los asistentes —la zona aledaña al foro de la Magdalena Mixiuhca era un caos—, pero dio una tregua durante el concierto, salvo algunos chipichipis, la realidad es que se pudo disfrutar del show sin problema.

“Bienvenidos”, con voz solemne, Waters recordó el año 1968, la época del Obscured By Clouds con “Set The Controls For The Heart of The Sun”, seguida de la psicodelia de “One Of These Days” del álbum Meddle de 1971.

Sonó el tic tac de cientos de relojes, el trabajo de Alan Parsons se refleja en “Time” y “Breathe (Reprise)”, dos clásicos que animaron a un par de manos virtuales preparar un cigarro “vacilador” en la pantalla y de inmediato, el olor a “petate quemado” comenzó a surtir efecto.

“The Great Gig In The Sky”, el lamento que fue en realidad una improvisación en el estudio de la olvidada Clare Torry, transportó a otra galaxia el santuario que honraba una de las obras más bellas de Pink Floyd.

“Money”, “Us And Them” (con un curioso letrero nacional que tenía la leyenda “Tacos, Tortas, Burritos”) dieron fin al prisma musical de 1973.¡Una sorpresa! El rasgueo de “Fearless” sonó, un lado B que el cuarteto inglés rara vez tocaba en vivo.

¡Sin miedo, Waters preparaba su ofensiva!

El alma de Syd Barrett renació con “Shine On Your Crazy Diamond (Parte I-IV)”, una galaxia infinita que emulaba su mente y un talentoso guitarrista en silla de ruedas erizaban la piel.

Una visión futurista, desoladora, sintetizadores y un mundo alterno dieron paso a “Welcome To The Machine”, “Have a Cigar” y “Wish You Were Here”, sin duda se extraña al Diamante Loco.

La Central Eléctrica de Battersea resurgió en la capital, la portada de Animals fue recreada mientras “Pigs On The Wing (Part I)” resaltaba de la desgañitada voz del bajista.

“Dogs”, P”igs (Three Different Ones)” y “One of These Days” lanzaron una crítica mordaz a Donald Trump y su política antimexicanos; el millonario fue parodiado con imágenes de puercos y divas en engorda.

El cerdo Algie se solidarizó con los 43 desaparecidos de Ayotzinapa y voló frente al escenario con una acusación: ¡Fue el Estado! y ¡vivos los queremos! Y con un cierre espectacular en letras grandes, un saludo al candidato a la presidencia gringa: ¡Trump eres un pendejo!

Brain Damage y Eclipse formaron un hermoso prisma que iluminó el discurso final de Roger es español.

“La última vez que toqué en el Foro Sol conocí a unas familias de los jóvenes desaparecidos. Sus lágrimas se volvieron mías, pero las lágrimas no los traerán de vuelta. Señor Presidente ¡Más de 28 mil hombres, mujeres, niñas y niños han desaparecido durante su mandato ¿Dónde están? Señor Presidente, el mundo lo está observando” sentenció el músico.

“Vera”, “Bring The Boys Back Home” y “Comfortably Numb” dieron fin a casi tres horas del más exquisito progresivo del repertorio de Pink Floyd; Roger amenazó con mantener su postura contestataria en los siguientes dos shows, esta noche en la pista del Autódromo Hnos. Rodríguez y el sábado, en el Zócalo capitalino.

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