Si algo caracterizó al domingo en Lollapalooza fue la inmensa cantidad de personas que visitaron el GrantPark de Chicago. Supuestamente, los boletos para los tres días del festival estaban agotados, pero en el último día se sintió mucha más gente. Probablemente fue culpa del día dos que, al ser cortado por la lluvia, dejó a la audiencia queriendo más.

A pesar de las multitudes logramos ver a varias bandas, entre ellas algunas de nuestras favoritas del fin de semana, aquí lo que pudimos ver:

The Walkmen

La presentación de The Walkmen tuvo un comienzo un tanto complicado, con todo y que las canciones de su nuevo álbum sonaban perfectas en la tarde soleada de verano. Por alguna extraña razón, que no supimos descifrar, el grupo no lograba conectar con su público. Canción tras canción la audiencia permanecía inmóvil y fría ante la banda estadounidense. Al darse cuenta de esto los integrantes, que durante toda su presentación se mantuvieron vestidos con pantalón formal, corbata y camisa (a pesar del sol), decidieron subir las cosas de tono. Su vocalista, Hamiltonm Leithauser, se entregó por completo al público. Un desborde de emociones se presentó entonces a través de su voz, y con gritos extrañamente bien entonados ofreció una de las presentaciones más emotivas del festival. Canciones como “In the NewYear” y “Angela Surf City” terminaron dándole un giro a la presentación. Al final, el público y The Walkmen estuvieron en el mismo canal.

Sigur Rós
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Sigur Rós (Jack Edinger)

El sol llegaba a su punto máximo al mismo tiempo que en un gran número de personas se movían al escenario principal para ver a SigurRós. La mayoría eran curiosos que querían saber qué era eso de “Sigu Rós” y por qué merecía estar en el escenario principal. No podemos asegurarlo, pero algo nos dice que esos curiosos terminaron siendo fans. Al principio, con “Svefn-g-englar”, algunas personas en el público se notaban desubicadas, mientras otras no podían contener la emoción y hasta soltaron un par de lágrimas. Afortunadamente, los que quedaron sorprendidos por la música de Jónsi y compañía pronto se unieron a la euforia y contemplaron todo detalle hasta llegar al épico cierre con ”Popplagið”, donde el creciente sonido de la canción llegó a silenciar todo lo demás. El momento más emotivo de la presentación y probablemente del festival fue cuando la audiencia levantó sus manos y las movió al ritmo de “Hoppípolla”.

Amadou & Mariam
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Amadou & Mariam (Matt Ellis/Lollapalooza)

Desde un principio sabíamos que queríamos ver a Amadou & Mariam, y también imaginábamos que el concierto sería bueno (no habrías llamado la atención de personas como Stevie Wonder y Damon Albarn si fueras malo) pero no teníamos idea de lo grandes que son en vivo. Una mezcla perfecta entre rock, blues, ritmos africanos y caribeños. Parecido a la era de oro de Carlos Santana. Ni Amadou, ni Mariam se movían mucho en el escenario, consecuencia de la ceguera que los ha afectado la mayor parte de su vida, pero esto no tenía impacto en su presentación. Amadou es un maestro con la guitarra que domina a la perfección la vieja escuela del rock y blues, tanto que acabó ganándose a la audiencia sin mayor trabajo. La fiesta fue tal que hasta el público se organizó para hacer líneas de conga y bailar por todo el terreno cercano. Organizadores del Vive Latino, Amadou & Mariamquedarían perfectos para alguna futura edición.

Of Monsters and Men
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Of Monsters and Men (Matt Ellis/Lollapalooza)

Esta banda islandesa puede no ser tan conocida en nuestro país, pero en Estados Unidos (y pronto el resto del mundo) son los nuevos amos del pop “alternativo”. Su sencillo “Little Talks” llegó al número uno en dicho país, y era de esperarse que el escenario estuviera muy lleno para verlos. Nunca imaginamos cuánto…, simplemente era imposible acercarse a ver a la banda, pero eso no importó. Of Monsters and Men lograron llevar al éxtasis absoluto a los presentes. Cada letra y cada melodía eran coreadas por la audiencia, como si llevaran años en el negocio. Con sonrisas en la cara, quedaba claro que el grupo no esperaba tanto y lo agradecieron bastante. No nos tocó escuchar el hit, pero según nos contó Live Tours, fue un coro masivo y uno de los momentos claves del festival. Atención: Banda a seguir, pronto serán muy grandes.

Florence + the Machine
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Florence + the Machine (Ashley Garmon)

Después de los islandeses llegó la hora de ver a Florence + the Machine, que habían empezado a tocar minutos antes. Les asignaron el escenario Bud Light, el segundo más grande de todo el evento y sólo podemos concluir diciendo que le quedó chico. En todo el fin de semana nunca se vio un público tan grande en el campo norte del festival, ni siquiera con Black Sabbath. Ante una audiencia tan numerosa, tenían que hacerlo bien y lo lograron. Florence Welch, voz e imagen de la banda, es un combo ganador en muchos aspectos: su voz es imponente pero a la vez es muy particular, con sus constantes giras ha logrado hacer ajustes y experimentar para desarrollar el espectáculo en vivo perfecto.

Con fuertes elementos teatrales, la presentación de Florence es algo agradable para los fans y no tan fans: es la oportunidad de ver a una gran cantante con un show imponente. Ese equilibrio entre lo atormentado y lo dulce que caracteriza su último disco, Ceremonials, es su mejor acierto hasta el momento. Le deja hablar de cosas románticas pero también de sacrificios humanos, como lo hizo antes de “Rabbit Heart (Raise It Up)”. Arriba del escenario, Florence pidió a quienes pudieran que se subieran en los hombros de alguien más, de alguien a quién amaban, en forma de un sacrificio humano. Esto logró que decenas de mujeres estuvieran sobre sus parejas bailando y cantando. Toda esta teatralidad podría sonar cursi, pero la potente voz y la impecable producción e interpretación de Welch y su banda lo hicieron único, y justificaron todas las exageraciones. Para cuando vuelva a Lollapalooza será headliner, no queda de otra.

Jack White

Cuando los White Stripes se dieron a conocer, la banda no usaba nada que no fuera color rojo, blanco o negro. Era la regla de oro que debían seguir, y el fundamento de muchas otras cosas. Quince años más tarde, Jack White ha dejado a los White Stripes (así como el rojo y adoptó el azul), o al menos eso indicaba su escenario, que desde minutos antes mostraba el nuevo logo del guitarrista. White comenzó la que, según nosotros, fue la mejor presentación del festival con “Sixteen Saltines”; siguieron canción tras canción, sin pausa alguna. Llegaron muchos temas de los White Stripes, cosa que el público agradeció, hasta que finalmente interrumpió su presentación para agradecer a los presentes y expresar su emoción porque el clima no nos había tratado tan mal.

En esta gira White tiene dos bandas, una compuesta por puros hombres (Los Buzzardos) y otra por puras mujeres (The Peacoks). Rara vez utiliza a las dos en un sólo concierto, pero Lollapalooza lo ameritaba. A mitad del set, Los Buzzardos salieron y subieron las mujeres, ahí empezó lo mejor de todo. Arrancaron con “Love Interruption”, primer sencillo del disco solista de White y siguieron con canciones de las otras bandas del músico (incluyendo The Raconteurs y The Dead Weather).

En “Hotel Yorba” la audiencia comenzó a bailar, a pesar de lo enlodado del terreno, mientras que en “Blue Blood Blues” se volvió imposible no headbangear. Dejó el escenario y al poco tiempo regresó para un combo de: “Steady, As She Goes”, “Freedom at 21” y “The Hardest Button to Button”. El gran cierre llegó con “Seven Nation Army”, en la cual el público perdió la cabeza y explotó de emoción. El climax de la canción llegó cuando White pidió al público que aplaudiera y coreara el riff de la canción mientras él cantaba el resto.

Escuchar a miles de personas entonando la misma melodía, casi como grito de guerra, fue suficiente razón para que se nos pusiera la piel chinita.

Cada detalle del show de White está calculado a la perfección, desde su banda de mujeres con apariencia fantasmagórica, hasta los roadies vestidos con el mismo traje, pasando por el esquema de colores y su blusera banda de hombres. Sí, cada detalle está bien cuidado pero eso sólo es un extra para lo que hace White a lo largo de la noche. Él es el verdadero espectáculo. Un genio de la música que agresivamente toca la guitarra mientras improvisa complejos solos y modifica clásicos de su catálogo para crear nuevas versiones, dándole vida o incluso mejorándolos (como la espectacular versión de “Blue Blood Blues” o la extendida y agresiva “Ball and Biscuit”).

Muchos dudaban que Jack White tuviera lo necesario para ser headliner de un festival, lo escuchamos y podemos afirmar que no sólo fue una gran headliner: fue el mejor.

Muchas gracias a @LiveTours por ayudarnos a traerles esta cobertura.

Reseña del día 1: El regreso de Black Sabbath

Reseña del día 2: Sobreviviendo a la tormenta