Cuando Juan Pablo Villa, artista vocal y director del Coro Acardenchado, escuchó el canto cardenche y, de inmediato, dejó huella en él, una que quedaría resonando a lo largo de los años. El día que aquel canto tocó sus oídos, su corazón cayó fascinado por esas letras con aires de realismo mágico narradas en cantos de sencillez polifónica y una riqueza melódica que le pareció única.

“Tocó mis raíces de manera profunda, mi ser y, por consecuencia, mi canto”, cuenta en entrevista. “En esa época yo buscaba todas las posibilidades sonoras de la voz a través de técnicas extendidas. Dentro de esa búsqueda encontré, aunque es un género musical y no una técnica extendida, el canto cardenche”.

Desde aquel momento se dedicó a buscar el origen de ese dolorido canto. Así llegó hasta la Comarca Lagunera y al pueblo de Sapioriz, Durango, el único lugar donde se conserva esta tradición y conoció a los últimos cardencheros: unos cuantos ancianos que aún entonan, con gargantas curtidas por el aguardiente, esos versos lastimeros. Juan Pablo no sólo había ido a conocerlos; quería también pedirles permiso para usar sus canciones en sus propias presentaciones.

Voces como espinas

El canto cardenche se ejecuta tradicionalmente a capella, sin instrumentos, entre tres o cuatro intérpretes que cantan al mismo tiempo, sin un ritmo específico y casi gritando.

“Lo componen tres voces: la voz aguda o contralta, la voz principal o primera, y la voz grave o de arrastre”, explica Juan Pablo. “Las canciones hablan del desamor, la despedida y una que otra de la cruda y el amor. Toma el nombre de la espina del cardenche que es muy fácil que entre a la piel, pero al querer sacarla cuesta mucho trabajo y duele. Metáfora del desamor y la despedida”.

Entre los músicos que se han dedicado a rescatar casi del olvido el repertorio tradicional cardenche se cuentan, primero, Los Cardencheros de Sapioriz, a los que les siguieron en esa labor el propio Juan Pablo, que creó el Coro Acardenchado junto a Tareke Ortiz y Leonardo Soqui; pero también músicos y cantantes como Todd Clouser, Hernan Hecht, Iraida Noriega, Muna Zul o Lila Downs.

“Casi del olvido” porque ha perdido fuerza y adeptos en las comunidades por la migración, la desinformación y la falta de interés de las nuevas generaciones.

“Actualmente lo cantan tres campesinos: Los Cardencheros de Sapioriz, viejos de luz que han llevado su canto a toda la República Mexicana y al extranjero”, explica Juan Pablo. “Ellos son Guadalupe Salazar, Antonio Valles y Fidel Elizalde. Hace algunos años también cantaba con ellos Genaro Chavarría. Por fortuna, un grupo de jóvenes de Sapioriz comandados por el entusiasta Higinio Chavarría están aprendiendo el repertorio cardenche. En este grupo se incluyen también mujeres, algo casi imposible en otros tiempos”.

Acardenchados de ciudad

Nacido con esta misma intención —retomar, difundir y compartir el canto cardenche—, el Coro Acardenchado retoma canciones cantadas de manera tradicional a las que agrega arreglos contemporáneos, además de incluir otro tipo de tradiciones como las pirecuas —canto purépecha—, y composiciones de Tareke Ortiz, Leo Soqui y Juan Pablo Villa.

“Yo ya me voy a morir a los desiertos” es la canción que más le llega a Juan Pablo del repertorio cardenche. Desde que la escuchó le pareció mágica y reveladora de una situación que se vive en México. “Se me hizo que sin querer hablaba de realidades actuales como la migración, las muertas de Juárez, o simplemente como una metáfora de la despedida, de un amor o de un lugar”.

Tal vez porque se trata de un género musical en peligro de extinción o por el crudo sentimiento contenido en sus letras y en sus voces plañideras, el Coro Acardenchado suele tener llenos totales en sus conciertos en la Ciudad de México. A su vez, Los Cardencheros de Sapioriz son recibidos siempre como estrellas.

“Se abre el telón y el público grita extasiado”, dice Juan Pablo: “el público de la ciudad quiere de verdad el canto cardenche, lo ha hecho suyo”.

Próximas presentaciones del Coro Acardenchado en CDMX:

21 de abril, 6pm – IMER

23 de abril, 6pm – Día Internacional del Libro, Explanada de Bellas Artes

6 de mayo, 9pm – Foro del Tejedor