Oh deja vu.

En febrero,
el Vive Cuervo se convirtió en un capullo que arropó a Phoenix entonando sus
canciones, bailando y arrojándose impávidos en su tour de promoción para el Wolfgang Amadues Phoenix, su cuarto
disco. Fueron dos presentaciones memorables e íntimas.

Siete meses
después, Phoenix fue un deja vu que recurrió al mismo setlist (con excepción de
"Too Young", la favorita en la discografía de un servidor), los mismos elogios
a México, las mismas rutinas de interacción con el público… pero con una clara
diferencia: este ambiente "privado" que habían construido en el ex Salón 21,
fue mutado por un show más preparado -luces, telones, mejor acústica-, y por un
arrebato de energía de cada uno de sus integrantes. Tal vez han sido todo los
conciertos que han compartido en los últimos meses, o tal vez fue la entrega de
la gente que asistió al Palacio de los Deportes, pero lo que ayer presencié fue
carnaval de pop-rock francés.

Desde que
llegué al lugar me di cuenta de algo: el escenario no estaba en su posición
habitual, sino que estaba más cercano al centro de la pista. Además, las
secciones superiores estaban cubiertas con una tela negra. El lugar se había
vendido sólo a la mitad de su capacidad. Y fue algo que tuvo su ventaja: al
parecer -o al menos donde estuve durante todo el show- la gente cantaba las
canciones y no platicaba entre sí o ahogaba en litros de cerveza (o cubas, sí,
ahora venden cubas en el Palacio). Fue un concierto para fans.

Cerca de
las 10 de la noche, sin grandes preámbulos, comenzaron a sonar los acordes de "Lisztomania"
acompañados de una ráfaga de luces blancas. El piso del Palacio vibraba y bailaba.
Después de esta canción, siguió un continuo bombardeo de canciones de su último
disco: "Lasso", "Fences", "Girlfriend" y "Armistice". Aunque entre ellas, se
coló un sencillo del "It’s Never Been Like That" de 2006: "Long Distance Call".
Cada canción estuvo mecánicamente bien planeada, y sonaba nítida y contagiosa. Al
final de "Armistice" un enorme telón blanco cayó frente al escenario y sólo podíamos
ver las siluetas de la banda tocando los instrumentos.

El telón se
levantó y Thomas Mars dirigió unas palabras en inglés entrecortado: «You’re the
best crowd… ever. I really mean it, I don’t say this every show». Tal vez sea
cierto, o no; pero a partir de este momento el concierto fusionó canciones de
todos sus discos y se volvió un crisol de ritmos y nostalgia:
"Run run run", "Consolation
Prizes", "Rally""Rome", "Everything is everything". El punto culminante fue
después del encore, cuando Mars apareció en medio de la gente que estaba en la
pista y cantó con una guitarra "Love for Granted". Para finalizar la noche (y
su gira global): "If I Ever Feel Better" y "1901". La gente se notaba exhausta,
feliz.

Sí, Phoenix
se convirtió en un deja vu, pero este concierto, nos ha dejado algo nuevo en
nuestra memoria, y que será difícil que puedan superar la próxima vez que pisen
México.

Aunque, sí
tocan "Too Young" podemos perdonar lo que sea.

Antes de echarle un ojo a las fotos de abajo, acá te dejamos el setlist :

  1. Lisztomania
  2. Lasso
  3. Long Distance Call
  4. Fences
  5. Girlfriend
  6. Armistice
  7. North
  8. Love Like a Sunset
  9. Run Run Run
  10. Consolation Prizes
  11. Countdown
  12. Rally
  13. Rome
  14. Funky Squaredance
  15. Honeymoon/Love For Granted
  16. Everything is Everything
  17. If I Ever Feel Better
  18. 1901