En 2006, los editores exquisitos de Pitchfork Media escogieron una de sus canciones (“Apple Orchard”) para uno de sus selectos compilados. No cualquiera se gana la aceptación de ésta cúpula de críticos y sabelotodos musicales, pero la propuesta Cocteau-Twins-conoce-a-Grizzly-Bear los enamoró. En pocos meses, su todavía inédito álbum debut salió a las tiendas gracias a un pequeño sello neoyorkino llamado Carpark Records.

El dueto rápidamente fue catalogado bajo el estigma de dream pop. En ese mismo cajón caben actos como Bjork, M83 o Yo La Tengo, bandas que tienen poco o nada que ver con la propuesta de estos chicos, pero que sirvió para atraer la atención de revistas y publicaciones especializadas. Beach House recibió críticas dispares por parte de éstas, pero le ganó notoriedad en un momento donde el término indie todavía significaba un estilo de vida.

Después vino Devotion, un álbum mucho más centrado y con mayor foco. Las composiciones de este disco definieron en gran parte lo que sería, hasta ahora, su trabajo más sólido, el Teen Dream de 2010.

Esta es “Gila”, del Devotion.