El secreto de la banda colombiana es la energía que inyectan sus beats, los movimientos sensuales de Liliana Saumet y la habilidad para atrapar a un público que, sin darse cuenta, mueve cada centímetro de su cuerpo.

Desde su última visita en la edición XVI del Vive Latino a estas fechas, el número de fans ha ido en aumento; Lili y compañía saben ganarse adeptos conforme han manufacturado discos de larga duración y de gran calidad como Amanecer.

Poco antes de que la agrupación saliera al escenario, el nombre Bomba Estéreo ya era coreado por una fauna bien nutrida de chilangos que iban desde los clásicos mirreyes y lobukis, hasta familias con todo y crías.

Cuando por fin los cafeteros hicieron su aparición, el recinto ya estaba a punto de reventar. Sonaron las primeras notas de “Sólo tú” y las caderas de los presentes comenzaron a moverse. “Soy yo” continuó con el bailongo que se prolongó por más de cinco minutos.

“Buenas noches México, ¿qué pasa DF?”, fue el saludo con el que Lili recibió la noche.

Bomba Estéreo es una banda que también tiene su lado meloso, “Somos dos” logró que varias parejitas unieran lazos, mientras que los que iban de a solapa optaron por mantener los brazos arriba y moverlos al ritmo de la canción.

Lili tuvo un invitado especial en el escenario, ella contó a su público que durante una visita a un mercado típico lo encontró: ¡era Donald Trump!, o bueno, algo parecido pero en forma de piñata. Después del típico ritual, la artesanía pasó a mejor vida.

Siempre atrevida y fuera de los vestuarios comunes, Lili demostró que su guardarropa es amplio al hacer un cambio y salir con un penacho blanco y agradeció a los chilangos por compartir su música.

Mientras avanzaba la presentación, se podían ver las ánimos cada vez más prendidos. Así fue Bomba Estéreo en el DF, una presentación de 120 minutos pero insuficiente para aquellos que quieren ‘Amanecer’ bailando.

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