Si algo bueno tiene Calamaro es que es un gran cuenta cuentos. Está canción (que era la última de La Lengua popular) es la que mejor retrata al viejo Calamaro: cuando se dice que es poeta no es porque haga odas, ni hable rebuscado, sino porque es capaz de hacer una gran metáfora de las noticias que roban los titulares de la prensa en Argentina.