La noche del sábado 23 de noviembre será difícil de olvidar. Todo sucedió como en un cuento de hadas. Desde temprano, las inmediaciones del Auditorio Blackberry estaban plagadas de fans que esperaban con ansias ser testigos del show de las hermanas Casady en vivo. Por supuesto que los vestuarios extravagantes resaltaban en quienes hacían fila: Pelucas rosas, cadenas, máscaras y un tipo con un Burka negro, gorra New Era y botas Dr. Martens con flores entre las agujetas destacaban. Pero bueno, era comprensible, era el show de CocoRosie.

Poco a poco la fila de 15 personas creció y creció y cuando menos lo notamos, había un sinfín de gente en las afueras de metro Chilpancingo. Cabe destacar que casi no había revendedores y la gente que observaba curiosa a los fans, preguntaba: ¿De qué es el evento? A lo que nosotros no supimos cómo contestar. Es muy difícil describir la música de Sierra y Bianca Casady, más aun etiquetarlas. Nuestra respuesta era, simplemente: ‘Experimental, o algo así’.

En fin, las puertas del Auditorio Blackberry se abrieron alrededor de las 9 de la noche. Se percibía la emoción de todos los presentes. Una vez dentro del inmueble, restringieron la entrada por unos minutos más, lo cual incrementó la expectativa de la noche (y la desesperación).

Finalmente, logramos accesar a la pista del lugar. Lo primero que notamos es que en el escenario había un tendedero (literal) con ropa colgada y hielo seco inundando el escenario. Cuando apagaron la luz, el grito de los fans de realmente asombroso. Y no paró durante los 10 minutos que pasaron hasta que las de CocoRosie pisaron el escenario. Y desde que Sierra entonó las primeras notas, supimos que esa noche sería difícil de olvidar.

Sólo eran cuatro personas, pero emitían la energía de toda una gran banda. Todos hacían su trabajo de la mejor forma posible. No hubo errores, ni titubeos. La coordinación fue perfecta. Un trabajo impresionante. Desde el hombre que tocaba el piano y los teclados (y que de la nada tocaba una trompeta sin alterase en lo más mínimo) hasta el IM-PRE-SIO-NAN-TE talento del Boombox.

Y bueno, ¿qué decir de Sierra y Bianca Casady? Simplemente geniales. Bianca tiene una voz extremadamente particular que, en vivo, suena espectacular. Además, su personalidad es hipnotizante. No tiene la necesidad de animar al público para que éste ovacione cada cosa que hace. Sólo se para en el escenario, camina por ahí y baila. Es brillante.

Sierra, por su parte, es más libre, más alegre. Durante todo el concierto sonrió. Es muy grato ver artistas que realmente disfruten su trabajo, ella, definitivamente es de esas. Su papel es mucho más sexy y llamativo que Bianca. Sierra brinca, baila, toca el arpa, los teclados y roba suspiros. Juntas son el combo perfecto.

El set de la banda se quedó corto y no precisamente por la selección, sino porque todos queríamos escuchar más. Fue de esos conciertos que nadie quería que terminara. Mientras en la pantalla había visuales extraños que presentaban a un payaso en medio del desierto y tomas psicodélicas a la banda, sonaban rolas como “Werewolf”, “We Are On Fire”, “Tearz for Animals”, entre otras. Faltaron más canciones. Les faltó más tiempo. No podemos esperar a que regresen otra vez.