Un algodón de azúcar, una feria nocturna, un olor a caramelo y pasto recién cortado. Todas estas imágenes, se vuelven acordes que deambulan entre la melancolía y una sonrisa inocente, bajo el indie-pop de Belle & Sebastián.

Durante hora y cuarto, el multiconjunto escocés, en su primera visita a México, dejó un sabor de boca agridulce -similar al estilo de sus letras-, y no por el show energético que cobijó al Vive Cuervo Salón; sino por el setlist que, al menos al gusto de un servidor y fan, no redondeó los singles de su carrera.

Es cierto que nunca se puede complacer al público, pero si una banda visita por primera vez algún país, lo que se espera es que destrocen nuestros oídos con sus éxitos, que la garganta estalle con los líricos que hemos repetido durante más de diez años que han estado presente en nuestros estantes de discos en la biblioteca del iTunes.

El inicio fue prometedor: una mezcla entre canciones de su nuevo disco "Belle and Sebastian Write About Love" y sencillos de sus discos pasados y que comenzaron a recrear un ambiente a terciopelo urbano, sentimental y nostálgico: "I’m a Cuckoo", "Step Into My Office, Baby" y "Like Dylan in the Movies". Después, comenzó una invasión de recuerdos liderados por "Piazza, New York Catcher" (mi canción favorita de esta banda), y "Sukie in the Graveyard" en una versión acústica que hasta aquel momento era EL momento de la noche. Pero aún faltaba lo mejor.

Después de un pequeño encore, en el cual pude notar la gama tan diversa de gente: vi al menos cinco parejas mayores de 50 años, y puñados de estudiantes de secundaria que iban casi en su uniforme escolar, llegó el punto culminante de la noche cuando la banda invitó a varios fans a subir al escenario y bailar "The Boy With The Arab Strap". Fiesta, coros y pies moviéndose.

Yo pensaba que con esta canción iban a cerrar el concierto. No fue así y me daba esperanza que el resto del show brindará momentos emotivos junto con "Funny Little Frog", "Another Sunny Day", "Expectations" y "The State That I am In".

Falacia. La única canción que tocaron fue esta última, seguida de "Get Away From Here I’m Dying" y "Sleep the clock around".

Al terminar esta canción, agradecieron una vez más al público se alejaron de sus instrumentos y de pronto, la luz del lugar se encendió: el concierto había terminado abruptamente, mientras nosotros, los espectadores, nos mirábamos impávidos. La respuesta que recibimos fue una oleada de gente caminando hacia la salida.

Aún así, con sus fallas o mejor dicho con la expectativa en un pedestal, Belle & Sebastian cumplieron con un show cardiaco y que tuvo sus detalles memorables: los vocalistas con hoja en mano, tratando de hablar español (con todo y un «no manches, guey») y sobre todo que en vivo su música representa las verdaderas intenciones de su música: un carnaval campirano donde una frase, puede golpearte el corazón.