En 2012Robert Plantinvitó aLa Mantapara que fuera la banda telonera de su concierto en el Auditorio Nacional, cuando entonces apenas tenían tres años en la escena musical.

La Manta recrea y fusiona la música tradicional mexicana con jazz, desde un contexto urbano, pues están comprometidos con ayudar a reafirmar el sentido de nuestra identidad.

Este grupo formado enXalapa, Veracruz, presentará este viernes su segundo álbum,Árbol de la esperanza, en elTeatro de la Ciudad Esperanza Iris. Sin embargo, ésta no es su primera vez en el DF pues se han presentado en el Zinco Jazz, el Foro Hilvana, la Estela de Luz (alternando con el IMS), y han dado un par de conciertos en el Lunario.

“El público del DF es exigente; eso nos gusta, es una motivación –dice Eloy Fernando, voz, guitarrista y jaranero de La Manta–. No somos el grupo que hace show a base de gritar y poner a aplaudir a la gente llevando el ritmo. En un concierto nuestro lo que hay es una estocada en el corazón y en las vísceras. Hay sangre que hierve, razones para estar alertas y orgullosos, también para estar preocupados o tristes y para tener esperanza.La Ciudad de México es un lugar que impone por todo lo bueno y lo terrible que llega a pasar en el mismo día”.

Y aunque hay quienes piensan que la carrera de La Manta va muy rápido, para Eloy Fernando no es así. Es –dice– una cuestión de trabajo, y el éxito o el fracaso no dependen ni de los medios ni del mánager.

“Si no hay quien te contrate o quien te pele, no es culpa del entorno musical o artístico. Pensamos que se trata más bien de un asunto de disciplina.Un proyecto cultural o una creación artística se origina por necesidad espiritual, porque te emociona la idea y después ves dónde lo puedes colocar o vender. En la industria de la música es al revés: primero estudian el mercado para después generar un tipo de ‘música’ basada en la moda. Eso es maquiavélico, es trampa”. Y lo es porque –continúa– la gente cree que lo que está sonando en la radio es la mejor música.“Nosotros andamos en este camino tortuoso de hacerlo por nuestros propios pantalones, de sostener un discurso, un concepto”.

La Manta empezó haciendo labor social en zonas marginadas de las montañas de la zona de Perote, organizando coros con niños. Aunque su intención no era formar músicos, algunos de estos niños ahora están en el Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana, el JAZZUV. “Lo que queremos expresar es que la música es un factor de cohesión social”.

Además de la amistad, los integrantes de la bandatienen en común el gusto, la curiosidad, y un gran enamoramiento por la música y la cultura de México, así como por los mezcales y el cotorreo. Este vocalista chilango, a quien le gusta pasear por el Parque México, considera que su afinidad por la música nació desde el núcleo familiar_ “Me enamoré perdidamente de la música tradicional de mi región una vez que emigré a Jalapa”.

De acuerdo a Eloy Fernando que lo que La Manta tiene que ofrecer es un concierto inolvidable. “Prometemos que cuando estén ancianos se van a acordar de ese concierto. Procuramos emocionar con los sonidos y con la palabra florida, apretar el corazón, fungir como espejo de las personas”.

¿Se van a lanzar?