Women, la anterior banda de los miembros de Viet Cong, se terminó en una pelea sobre el escenario en el 2010. Después, el 2012 vería la muerte de su guitarrista Chris Reimer, a los 26 años, por una condición cardiaca no detectada. Ahí probablemente se habría acabado todo. El sueño adolescente de unos muchachos de Calgary en Alberta, Canadá, podría haber durado tan sólo unos cuántos años y dos discos nos quedarían para recordarlos. Pero algo no quiso que fuera así.

ElViet Congfue una organización política y militar de la región sur de Vietnam que luchó en la infame guerra contra Estados Unidos. Y ése fue el título que Matt Flegel escogió para continuar con la creación musical.

Y mientras Woman era una mezcla extraña de psicodelia, art pop y noise rock, Viet Cong iría por otro camino. Uno más agresivo. Quizá más habitual.

El post-punk que con Joy Division o The Fall alcanzaría su forma definitiva, se vería revivido décadas después por bandas que adoptarían la voz grave de Ian Curtis y tendrían a Nueva York o Londres como principales capitales del género. Así pues, los Editors, los Futurheads o, por supuesto Interpol, llegarían a la cima.

El post-punk tiene algo de melancolía agresiva. Es un ritmo de escalas de grises. Repetitivo también, un rasgo que toma prestado del kraut, el post-punk a la postre daría pie a muchos otros ritmos como el dancepunk, el synthpop o el llamado rock alternativo, que bandas como Bloc Party pondrían en el mapa.

Bien, pues todo este choro del post-punk y el post-punk revival vienen para ejemplificar el tipo de música que hace Viet Cong. Pero como ya se había apreciado en su trabajo anterior con Women, no se podrían quedar enfrascados en un género. Es por eso que incorporan elementos del noise, del art rock y lo-fi, haciendo una mezcla que suena a algo familiar, pero desconocido y muy emocionante. Los sonidos remiten a una ciudad industrial, a una a la que algún ataque nuclear devastó… ¿han visto Stalker de Tarkovsky? Si no la han visto, véanla y recuerden las primeras escenas, la ciudad distópica que presenta, es el escenario perfecto para el génesis de Viet Cong.

Si son fanáticos de Interpol o los clásicos como The Sound, van a amar a Viet Cong. A mí en lo particular, me gusta que una banda así se esté erigiendo como lo más emocionante del 2015. Ya tuvimos a las Savages en el 2013, y éste parece ser el año de los de Canadá.

Varios medios musicales importantes los tienen en su mira con apenas un EP y un LP (¡incluso Pitchfork les dio 8.5! y eso que ésos odian a todos) — y a pesar de que es un trabajo oscuro y quizá nihilista (véase “Pointless Experience”)—, Viet Cong promete sentarse codo a codo con Paul Banks y compañía, ahora sólo resta que el final no se vislumbre en el horizonte —aunque el propio sonido tiende hacia la auto-destrucción— y que tengamos banda para rato.

Escúchenlos, que los van a gozar.