Un rock ligero y con buena vibra, fue el que ofrecieron los sudafricanos Kongos anoche en un Plaza Condesa casi lleno, que superó expectativas.

El rumor en la calle era que Kongos no resonaba tanto en México para tener una presentación exitosa, pero ayer en lo que fue su segunda presentación en la ciudad tras haber dejado un buen sabor de boca en el Corona Capital, el cuarteto demostró no solo que sí pueden convocar a un buen número de personas, sino que ya tienen a seguidores que se nota los siguen desde su primera producción “Kongos”, hasta su último material “Egomaniac”.

Desde las 9:15 de la noche cuando se alinearon casi de forma perfecta en el escenario, los cuatro hermanos que toman su nombre justo de su apellido y no del país de África como muchos creen, convirtieron la calurosa noche en una experiencia como de batucada playera, minus la arena y el mar.

Y es que su sonido mezcla rock con toques de reggae muy suave y un poco de house africano, lo que los hace una banda ideal para simplemente dejarse llevar por el sonido y bailar.

Lo cual fue justo lo que los asistentes hicieron al ritmo de canciones como “Repeat after me”, “Underground”, Where I belong” o “Take it from me”.

Para quienes se sorprendieron por el buen español que los cuatro manejaban cuando se dirigían al público, ahí les va el dato que todos son hijos del músico John Kongos -muy importante en los años 70- y de su esposa Shelley María, quien es de ascendencia mexicana.

Por eso esos “gracias”, “estamos muy contentos de estar de regreso” o “vamos a bailar toda la noche”, sonaban tan bonito. Aunque no tan bonito como cuando tocaron “I don’t mind”, el cover de “Get back” de The Beatles, “Come with me now” y “I want to know”; los cuatro temas que se llevaron la noche.

Eso y un cierre poderoso con su versión al clásico de New Order “Blue monday”, mismo que también probó como Daniel, Dylan, Jesse y Johnny, pueden experimentar con ritmos más electrónicos y riffs un poco más heavys. Quizá para el próximo disco estaría bien escuchar el cambio.

Al final el grupo le pidió a sus fans que no se fueran y se acomodaran para la ya común selfie con público de fondo, -algo cliché debía tener el concierto-. Fuera de eso, Kongos apenas pasa los 10 primeros años de carrera, pero por lo visto anoche, avanzan con pasos firmes para convertirse en grandes del rock actual.