La banda británica liderada por el vocalista Rob Halford refrendó el viernes en el Palacio de los Deportes su sitio dentro de la historia del género. Si bien no es el más veloz ni estridente, sí es un metal pulcro que se potencializa con la extraordinaria voz del cantante.

La dosis de la agrupación originaria de Birmingham empezó a las 21:30 horas con Dragonaut, pieza que aparece en su más reciente producción Redeemer of Souls (2014), y que es motivo de la actual gira.

De ese disco Judas Priest ejecutó canciones como Halls of Valhalla, Redeemer of Souls y March of the Damned, aunque sin duda las más esperadas y celebradas fueron clásicos como Metal Gods, Love Bites, Breaking the Law, Electric Eye y por supuesto Painkiller.

Rob Halford, quien lució sus habituales chamarras y gabardinas de cuero, mencionó su satisfacción por estar de nuevo en la Ciudad de México y tras preguntar si los fans estaban listos para la dosis metalera, la banda inició las aplicaciones por la vía auditiva.

Uno de los momentos más ovacionados fue cuando Halford se subió a una motocicleta y la manejó hasta el centro del escenario para dar paso a Hell Bent for Leather, pieza que sirvió como precierre.

La producción visual que acompañó a la banda no fue extraordinaria: una pantalla gigante detrás de ellos que mostraba imágenes alusivas a los temas que iban tocando, y sin las explosiones que caracterizan a los conciertos de heavy metal.

Pero a los fans de Judas, desde adolescentes hasta personas alojadas en el quinto piso o más, esa austeridad no interesó. Lo más importante fue, es y será, la calidad de ese metal británico.

Y Judas lo demostró cuando casi al final del concierto Halford preguntó: “¿Qué quieren escuchar?”

“Painkiller”, respondió el público. Y Judas soltó una de sus medicinas más eficaces y más consumidas entre sus seguidores.

Entonces el ataque de la batería con la que arranca la canción sacudió al Palacio y la dosis se esparció por todo el inmueble a gran velocidad, mientras los fans sacudían las cabezas, otros las greñas y uno que otro arrojaba vasos con, ¿cerveza?

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