El músico inglés Matthew Herbert, quién comanda una orquesta big band y, además, tiene uno de los actos de música electrónica más elegantes y finos (con más de 5 alteregos), editó en el 2001 un disco pensado alrededor de los fluidos orgánicos del cuerpo. Rompiendo los clichés del house y reformulando las corrientes del género que a finales de los 90s tomaban piezas clásicas de jazz para incorporarlas al furor de la pista de baile (Rose Rouge de St. Germain es un claro ejemplo), el Bodily Functions es un salvavidas de electro-jazz acústico, con unas inyecciones de house subcutáneas.