Elvis Presley subió por última vez a un escenario el 26 de junio de 1977. A aquel concierto en Indianápolis asistieron 18 mil fans, que se dieron cita en la Market Square Arena sin saber que estaban siendo parte de una fecha histórica.

El llamado Rey del Rock falleció a mediados de agosto de ese año –de un infarto relacionado con sobredosis, según se cuenta–, interrumpiendo una exitosa carrera que incluyó alrededor de 700 grabaciones –entre álbumes, sencillos, bandas sonoras y grabaciones en vivo– y una huella profunda en los terrenos de la música pop que abarcó desde su ascenso meteórico a figura pública cuando tenía apenas 21 años hasta su influencia en que la música negra llegara a rincones insospechados de la cultura estadounidense.

Quienes se han dedicado a revisar una y otra vez aquel último concierto en busca de señales que advirtieran de la inminente muerte de Elvis han comentado que, más allá de vérsele pálido, quizá un poco débil y con el sobrepeso que ya le caracterizaba para entonces, nada sugería que su fin se aproximaba.

Otros vieron una actitud premonitoria en algo que Elvis hizo esa noche y que no hacía habitualmente: presentar a todos los que solían acompañarle en el escenario. Pero otros han atribuido el gesto a que Elvis podría haber estado preocupado por la manera en que se vería afectada su imagen por la biografía que dos de sus viejos guardaespaldas estaban por publicar.

En YouTube se encuentran algunos videos de presentaciones en vivo que presumen ser el concierto entero de aquella noche, pero lo cierto es que no existe completo en línea. Una parte del concierto quedó incluida en el disco The Last Farewell, que luego fue publicada en CD como Adios: The Final Performance.