Música a blanco y negro. Como si pudiéramos sólo escuchar los sonidos en una monocromía auditiva no por carecer de variantes sino por la homogénea unidad de su música. Bailable, tarareable, cantable mientras suena en vivo. Poderosa.

Afuera, un tormentón y el Cruz Azul derrotando a León 2 a 1. Cuando salen a escena, tienen un reloj en el fondo y letritas cayendo. “Gracias, hola México”. Eso dice Alex Kapranos después de “Bullet”, la rola con la que abren casi puntuales los Franz Ferdinand su presentación en el Palacio de los Deportes.

Siguen con “No you girls”. Ante la respuesta unánime del público, los agradecimientos en español de Kapranos se triplican. Las percusiones suenan y los primeros guitarrazos hacen que la gente se exalte y se ponga a gritar cuando se oye “You take your white finger”. Es “The dark of the matinée”. Todos lo acompañan por pasillos cantando y brincando rítmicamente. Kapranos enfatiza cuando canta “all the boys I hate, all the girls I hate…” y se sigue así en un suave ralentí que se mezcla con el acre olor de la yerba que la chica de al lado aspira. Y luego, cambio de ritmo. “Evil eye”, donde extiende una toalla rosa que alude a su nuevo álbum. Nunca termina por extenderla bien.

Siguen con “Tell her tonight”. Acá es un Franz Ferdinand más seco, austero, ciertamente monocromático. Un poco de música a blanco y negro. “Gracias, es lindo estar aquí. A veces es hora de decir cosas de amor y otras de festejar. Hoy es tiempo de ambas”, dijo el vocalista de la banda escocesa. En “Do you want me” Kapranos pide el canto colectivo que se da con el “lucky, lucky”. “¡Gente de México!”, dice Alex, y se pone a presentar a la banda: Robert Hardy en el bajo, “el hombre con electricidad en las venas: Nick McCarthy” (guitarra), “con los beats en sus pies, en sus manos y en su alma, Paul Thomson… Mi nombre es Alex y ustedes son increíbles”.

Los Franz Ferdinand tocan “The Fallen” y enseguida, “Fresh strawberries”. Alex reconoce que le gusta cómo suena su música monocromática cantada a coro. Detiene un momento “Walk away” porque está ante una gran audiencia, simplemente pide calma, quiere sentir el espíritu de todo lo que le rodea. “Beautiful”, dice. Sigue “Stand in the horizon” y luego “Can’t stop feeling”. Alex bailotea a punta de beats y se saca la chamarra dando unos pasitos que despiertan los gritos. Estamos bajo haces amarillos. Imposible quedarse quieto. Imposible no causar oleajes en el líquido oscuro que rebota en ese vaso que nunca, por lo menos aquí, veremos lleno. Sobre un fondo rojo Alex encuentra donde levantarse y extender los brazos. Monocromía sonora. Una larga y estupenda versión.

Un halago para su música. Un aullido lo agradece. “Darts of pleasure”. Puntitos blancos al fondo, como estática. Manitas arriba, a un lado y otro. No es pa’tanto. Son unas cuantas. “Lucid dreams”. Todo mundo baila. Bueno rebota en su espacio. Cuanto puede. El éxtasis llegó. La rola que otra vez hace que por el piso del palacio se sienta la música: “Take me Out”. La siguiente mantiene la fuerza. ¿Ya dije que en el teclado cuelga una bandera de México? La guitarra y la batacazo sostienen frases de “Love illumination”. Ahora un Franz Ferdinand más disco, más bailable, algo menos interesante. En “Ulysses” todos atacan la batería con fuerza tremenda, y luego suavidad, atacan de vuelta la batería, es como una batalla que se tiene ganada. Un dos tres y uuhh, luego uno dos y de vuelta, todos atacando la batería. Terminan, y el grito. Gracias México. Todos lanzan sus batacas. Regresan y Alex extiende la bandera. Primero al revés y se fija y la acomoda.

Luego se la pone en la espalda. Y anuncia: “right thoughts, right words, right action”. Después, otro momento clásico de la monocromía musical de los Franz Ferdinand: “This fire”. Alex se para en lo más alto que encuentra, con la guitarra levantada e izando la bandera mexicana. El coro lo detiene una y otra vez, cambia el ritmo, lo pausa, lo acelera. Y sigue. Gira con la guitarra y la bandera a lo alto. Salen, pero en segundos están de vuelta.

Dice Alex: hey México, tengo ganas de cantar otra canción. ¿Quieren oír otra canción? Amamos México. Dos más, para tranquilizarnos. “Nosotros somos Franz Ferdinand y ustedes son sorprendentes” dice Kapranos. Se va al filo del escenario, a la derecha, a despedirse.Afuera ya no llovía. León empató al Cruz Azul y lo echó del torneo. América ganaba el global a 10 del final.