“Gracias por esperar tanto tiempo”, dijo Win Butler, vocalista y líder de Arcade Fire con una sonrisa que sólo una grata sorpresa te puede dar. Fue apenas hace seis años que la banda de Montreal se formó, y casi instantáneamente empezó a recolectar fans de hueso colorado. El plazo se cumplió y ahí estaban los nuevos superestrellas de nuestra generación ante un público complaciente y entregado.

Poco tiempo pasó para que este colectivo dejara la independencia para convertirse en un fenómeno global, y gracias a ello, la sección general del foro (pista) se agotó a los pocos minutos de salir a la venta. Sin embargo, Arcade Fire no logró llenar el Palacio de los Deportes. Algunos cuantos afortunados de las secciones superiores fueron reubicados a mejores lugares. La sección E estaba cerrada.

Colin Stetson fue el que entró al quite luego de que Calexico cancelara su presentación como abridor. Pocos fueron los que realmente escucharon y mostraron un poco de respeto al saxofonista, que dio un recital de poco menos de media hora. Después, la pista comenzó a ser abarrotada por una multitud frenética, algunos realmente emocionados por ver a su banda favorita, otros, sencillamente contagiados por la moda. El pan nuestro de cada día.

“Ready to Start” del recién estrenado The Suburbs es la canción con la que la banda inicia sus presentaciones. Una muchedumbre se plantó en el escenario para hacer lo que dominan: tocar sus canciones con una fuerza y teatralidad envidiables. El público se volvió loco en cuanto terminaron la primera pieza y se arrancaron con “Keep the Car Running” del Neon Bible.

Con dos baterías montadas (que fueron utilizadas sólo en un par de ocasiones), un piano, un módulo de sintetizadores utilizados para las nuevas canciones, dos guitarristas, un bajista y un percusionista, la banda había comenzado. A un costado de la tarima, dos violinistas de bajo perfil le echaban la manita en las vocales a Régine Chassagne, segunda al mando en la agrupación y esposa del vocalista. Su vestimenta, movimientos y pasajes histriónicos; además de unas secuencias vocales muy poco discretas ocultaban su reducida capacidad vocal. En la primera parte del espectáculo, ella fue la protagonista.

Parecía una puesta en escena de un musical de Broadway, con un espectacular que fungía como pantalla para visuales y circuito cerrado y una manta que mostraba la parte inferior de un puente. El show estaba dedicado a su último álbum. Fue así como después de encender al público con canciones de antaño, machacaron sus temas recientes, uno tras otro, con el aplauso del público como justificación. “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)”, “Modern Man”, “Rococo” y “The Suburbs” fueron ejecutadas a la (sospechosa) perfección, una tras otra. Definitivamente suenan mucho mejor estas últimas en el disco, que en directo. Estaban preparando los éxitos que tirarían el domo de cobre con éxtasis colectivo.

Richard Parry, líder de Bell Orchestre y miembro de antaño de la banda, de vez en vez utilizaba percusiones sin microfonear para correr de un lado al otro del escenario y prender a la gente, en una tradición que identifica fácilmente al grupo. Se hicieron famosos por sus enérgicos recitales y sus discos macizos. México DF no fue la excepción. Con un setlist que cualquier fan ya se habría aprendido de memoria (tocan lo mismo en todas las ciudades), la banda falló en ofrecer una presentación orgánica. Están atados a las secuencias que los obligan a tocar las canciones al pie de la letra, y sacrifican la vibra en vivo que hizo gigantescas a bandas de antaño como su Led Zeppelin, Queen y a su mayor influencia, U2, para lograr que todo suene en su lugar. Y sí, portan muy bien sus instrumentos para dar un show digno de pasar a la historia.

Lamentablemente, la concurrencia volvió a demostrar por qué tenemos el país que merecemos. Es parece increíble y lamentable al mismo tiempo que pseudoamantes de la música, que están dispuestos a pagar casi 1000 pesos por un boleto, desperdicien su concierto empujando, aventando todo tipo de líquidos (a un servidor le tocó uno calientito y en la cara), tirando a la basura el precio de su boleto “porque está chido echar desmadre”. La educación del mexicanote definitivamente no estuvo a la altura del espectáculo. ¿Tenemos los conciertos que merecemos?

La parte crepuscular del concierto comenzó con las canciones de su mejor disco a la fecha, Funeral. “Neighborhood #3 (Power Out)”, “Rebellion (Lies)” y el encore, engalanado por un cover a The Smiths, terminaron el espectáculo que no rebasó la hora y media de duración. Las sonrisas y los comentarios fueron hiperbólicos. “Estuvo increíble”, “es la mejor banda que he visto”, “wow, qué gran concierto”.

¿Ustedes qué dicen?

SETLIST
Ready to Start
Keep the Car Running
No Cars Go
Haiti
Sprawl II (Mountains Beyoynd Mountains)
Modern Man
Rococo
The Suburbs
In the Backseat
Crown of Love
Intervention
Neighborhood #1 (Tunnels)
We Used to Wait
Neighborhood #3 (Power Out)
Rebellion (Lies)

Month of May
Still Ill (Smiths cover)
Wake Up