De espaldas a la noche chilanga de ruidos, vendedores ambulantes y globeros, un edificio art décoanuncia el número 20 de la calle Motolinia, en el centro de la ciudad de México.

Se abre una puertaclandestina que apenas deja ver las escaleras que conducen a un sótano, las resonancias metálicasque se escapan hasta la superficie invitan a escuchar aquello que suena en lo más profundo de aquellapuerta: una trompeta aguda acompaña al piano que presume conocer la melodí­a de todas lanotas.

Por unos segundos (y sólo por unos segundos), el resto del mundo puede escuchar la músicaque se origina dentro de la guarida.

Se entra de forma sigilosa, como si uno fuese parte de una asociación de elegantes vampiros, sinjamás perder la sensualidad que exige un lugar como este. Adentro se encuentran las promesasde los sonidos de afuera, ahí construidos, en un piano de cola larga instaladosobre un pequeño escenario (aún inhóspito).

Unaimagen sencilla que revela el espectáculo que está por suceder. El público arropado por humo detabaco y aires añejos, añosreinados por sombreros de copa y boquillas de carey que beben vino,whiskey, martinis y cerveza, para alguno que otro vulgar.

Empieza la música; en ocasiones nacional, en ocasiones internacional, a veces sólo improvisaciones que deleitan a los oí­dos más entrenados. También hemos escuchado ahí a Ximena Sariñana o a Natalia Lafourcade, quienes invitan al jazz a explorar un sonido más pop.

Pero este pequeñolugar no significa solamente de música, se tratade la experiencia que se vende. Por unas horas, elpúblico se pierde en otro tiempo y espacio: París de los años veinte, Nueva York en los cuarenta.

Lagente juega a ser Allen Ginsberg, Tom Waits y Serge Gainsbourg, acompañado de su propia versónde Brigitte Bardot, a quien susurra aquella popular frase: “je t’aime moi non plus”.

El Zinco trae de regresola sofisticación que se queda trabada en el tiempo para que, aunque sea por unos cortos momentos, la gente se impregne de ella y viva la música a través de la ficción.

¿Ya te convencimos? Checa aquí su cartelera.